Managua, NICARAGUA (Agencia Fides, 18/02/2019) - “La situación es muy tensa. El gobierno ve a
la Iglesia como un enemigo y mira con suspicacia cada palabra y cada
movimiento de lsus miembros por lo que sucede desde abril de 2018 cuando
estallaron fuertes protestas contra el gobierno. Hay varios casos de
intimidación por parte de la policía contra presbíteros y religiosos”.
Es lo que explica a Fides un sacerdote nicaragüense que solicita
permanecer en el anonimato por razones de seguridad, recordando el
reciente asalto a un sacerdote por la policía.
La reunión de los últimos días entre un delegado de la Organización de
los Estados Americanos (OEA) y el presidente Daniel Ortega no produjo
nada nuevo y la crisis en la que el país se ha sumergido durante diez
meses continúa. Desde el principio, la Iglesia ha entablado un diálogo
entre las partes y la Conferencia Episcopal ha sido convocada por el
gobierno para presidir la Comisión de Diálogo Nacional. Pronto, sin
embargo, el presidente acusó a la Conferencia Episcopal de “ser cómplice
de los golpistas". Aunque “las actividades pastorales se están llevando
a cabo con relativa normalidad", el sacerdote cuenta a Fides que la
vigilancia sobre la Iglesia es constante. Y añadie: “Aquí en la
parroquia, la policía viene todos los días para ver quién asiste a la
misa y escucha lo que digo en la homilía. Se infiltran para escucharla y
grabarla”.
El suyo no es el único caso. Otros sacerdotes están sujetos al mismo
trato. Incluso “tres obispos están en el punto de mira de la policía”.
Al menos tres sacerdotes, además del cardenal Brenes, el obispo auxiliar
de Managua, Báez, y el Nuncio Sommertag, fueron atacados en el pasado.
Aunque las protestas han sido prohibidas algún tiempo y las calles están
tranquilas hoy, según reveló un líder de la juventud católica a Fides,
“los arrestos arbitrarios continúan y al menos doce jóvenes están en
huelga de hambre en el sistema penitenciario”.
La gente, nota el párroco, “evita hablar de política”. “Recientemente,
la noticia del suicidio de un joven perseguido por el gobierno ha
sacudido a la opinión pública”, explica. “Vivimos en un ambiente de
miedo y gran inseguridad. Incluso la policía de tránsito circula con
Kalashnikovs”. Los presos políticos serían al menos 777, según fuentes
de la oposición. La reunión entre el representante de OEA y el
presidente Ortega supone una débil esperanza para que se abra el
diálogo. Ortega dijo que estaba dispuesto a discutir una reforma
electoral, pero no convocar elecciones anticipadas y liberar a los
presos políticos, como lo solicitaron el organismo multilateral y la
Conferencia Episcopal.