A su llegada, el Santo Padre fue recibido por los Obispos presentes y por los organizadores. Luego, a las 16:00 horas, en la iglesia de la Fraterna Domus, presidió la concelebración eucarística. Durante la Santa Misa, después del saludo del Secretario General de la Conferencia Episcopal Italiana, S.E. Mons. Stefano Russo, y de la proclamación del Evangelio, el Papa pronunció la homilía.
Antes de la bendición final, el Presidente de la Fundación Migrantes, S.E. Mons. Guerino Di Tora, dirigió unas palabras de saludo al Pontífice y le regaló un cuadro sobre tela que representa a Jesús que agarra a Pedro atemorizado que se está hundiendo en el agua, con la frase Ego sum nolite timere y el folleto de la exposición “Exodus” de Safet Zec, organizada y sostenida por la Fundación Migrantes, Caritas Italiana y Caritas di Roma, que se inagurará el 20 de febrero en la iglesia de San Francisco Javier del Caravita en Roma.
El Papa después de haber impartido la bendición final, dirigió a todos los presentes unas palabras de agradecimiento y de aliento.
Al final, antes de dejar la Fraterna Domus, el Santo Padre saludó a las religiosas que dirigen el Centro para regresar acto seguido al Vaticano.
Texto de la homilía del Papa FRANCISCO durante la Santa Misa y las palabras dirigidas a los presentes.
CELEBRACIÓN DE LA SANTA MISA PARA LOS PARTICIPANTES EN EL MEETING “LIBRES DEL MIEDO”
HOMILÍA DEL SANTO PADRE FRANCISCO
Fraterna Domus - Sacrofano
Viernes, 15 de febrero de 2019
Viernes, 15 de febrero de 2019
La riqueza de las lecturas elegidas para esta celebración eucarística se puede resumir en una frase: "No tengáis miedo".
En el pasaje del Libro del Éxodo hemos visto a los israelitas en el
Mar Rojo, aterrorizados porque el ejército del Faraón los persigue y
está a punto de alcanzarlos. Muchos piensan: era mejor quedarse en
Egipto y vivir como esclavos que morir en el desierto. Pero Moisés
invita al pueblo a no tener miedo, porque el Señor está con
ellos: "Sed fuertes y veréis la salvación que el Señor os otorgará en
este día" (Ex 14,13). El largo viaje por el desierto, necesario para
alcanzar la Tierra Prometida, comienza con esta primera gran prueba.
Israel está llamado a mirar más allá de las adversidades del momento, a
vencer el miedo y confiar plenamente en la acción salvadora y misteriosa
del Señor.
En la página del Evangelio de Mateo (14: 22-33), los discípulos se
turban y gritan de miedo al ver al Maestro que camina sobre las aguas
pensando que es un fantasma. Desde la barca zarandeada por el fuerte
viento, no logran reconocer a Jesús; pero Él les tranquiliza: "¡Ánimo,
que soy yo, no temáis!" (v. 27). Pedro, con una mezcla de desconfianza y
entusiasmo, pide a Jesús una prueba: "Mándame ir a ti sobre las aguas"
(v. 28). Jesús lo llama. Pedro da unos pasos, pero luego la violencia
del viento lo asusta y comienza a hundirse. Mientras lo agarra para
salvarlo, el Maestro le reprocha: "Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?"
(V. 31).
A través de estos episodios bíblicos, el Señor hoy nos habla a
nosotros y nos pide que dejemos que nos libre de nuestros miedos. "Libres del miedo"
es precisamente el tema elegido para este encuentro vuestro. “Libres
del miedo”. El miedo es el origen de la esclavitud: los israelitas
prefieren volverse esclavos por miedo. Es también el origen de toda
dictadura, porque sobre el miedo del pueblo crece la violencia de los
dictadores.
Ante la maldad y la fealdad de nuestro tiempo, nosotros también, como
el pueblo de Israel, tenemos la tentación de abandonar nuestro sueño de
libertad. Sentimos un miedo legítimo ante situaciones que nos parecen
sin salida. Y no bastan las palabras humanas de un líder o de un profeta
para tranquilizarnos, cuando no logramos sentir la presencia de Dios y
no somos capaces de abandonarnos a su providencia. Así, nos cerramos en
nosotros mismos, en nuestras frágiles seguridades humanas, en el círculo
de las personas amadas, en nuestra rutina tranquilizadora. Y al final
renunciamos al viaje hacia la Tierra prometida para volver a la
esclavitud de Egipto.
Este repliegue en uno mismo, signo de derrota, acrecienta nuestro
miedo de los "otros", de los desconocidos, de los marginados, de los
forasteros –que , por otra parte, son los privilegiados del Señor, como
leemos en Mateo,25-. Y esto se nota particularmente hoy en día, frente a
la llegada de migrantes y refugiados que llaman a nuestra puerta en
busca de protección, seguridad y un futuro mejor. Es verdad, el temor es
legítimo, también porque falta preparación para este encuentro. Lo
decía el año pasado, con motivo de la Jornada Mundial de los Migrantes y Riefugiados: “No es fácil entrar en la cultura que nos es ajena,
ponernos en el lugar de personas tan diferentes a nosotros, comprender
sus pensamientos y sus experiencias. Y así, a menudo, renunciamos al
encuentro con el otro y levantamos barreras para defendernos”. Renunciar
a un encuentro no es humano.
En cambio, estamos llamados a superar el miedo para abrirnos al
encuentro. Y para hacerlo, no bastan las justificaciones racionales y
los cálculos estadísticos. Moisés dice al pueblo frente al Mar Rojo, con
un enemigo aguerrido a sus espaldas: «No temáis», porque el Señor no
abandona a su pueblo, sino que actúa misteriosamente en la historia para
realizar su plan de salvación. Moisés habla así sencillamente porque se
fía de Dios.
El encuentro con el otro es también un encuentro con Cristo. Nos lo
dijo Él mismo. Es Él quien llama a nuestra puerta hambriento, sediento,
forastero, desnudo, enfermo y encarcelado, pidiendo que lo encontremos y
ayudemos. Y si todavía tuviéramos alguna duda, esta es su clara
palabra: "En verdad os digo, que cuanto hicisteis a uno de estos
hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis." (Mt 25,40).
El aliento del Maestro a sus discípulos también se puede entender en
este sentido: "Ánimo, que soy yo, no temáis" (Mt 14,27). Y realmente es
Él, incluso si a nuestros ojos les cuesta trabajo reconocerlo: con la
ropa rota, con los pies sucios, con el rostro deformado, con el cuerpo
llagado, incapaz de hablar nuestra lengua ... Nosotros también, como
Pedro, podríamos sentirnos tentados de poner a prueba a Jesús, de
pedirle una señal. Y tal vez, después de algunos pasos vacilantes hacia
él, volver a ser víctimas de nuestros miedos. ¡Pero el Señor no nos
abandona! Aunque seamos hombres y mujeres de "poca fe", Cristo continúa
tendiendo su mano para salvarnos y permitir que nos encontremos con él,
un encuentro que nos salva y nos devuelve la alegría de ser sus
discípulos.
Si esta es una clave válida de lectura de nuestra historia actual,
entonces deberíamos comenzar a dar las gracias a quien nos brinda la
oportunidad de este encuentro es decir, a los "otros" que llaman a
nuestras puertas, ofreciéndonos la oportunidad de superar nuestros
miedos para encontrar, acoger y ayudar a Jesús
en persona.
Y aquellos que han tenido la fuerza de liberarse del miedo, los que
han experimentado la alegría de este encuentro hoy están llamados a
anunciarlo desde los tejados, abiertamente, para ayudar a otros a hacer
lo mismo, predisponiéndose al encuentro con Cristo y su salvación.
Hermanos y hermanas, es una gracia que comporta una misión, fruto
del completo abandono al Señor, que es para nosotros la única certeza
verdadera. Por esta razón, como individuos y como comunidades, estamos
llamados a hacer nuestra la oración del pueblo redimido: "Mi fortaleza y
mi canción es el Señor, él es mi salvación" (Ex 15,2).
Palabras del Papa al final de la Misa
Antes de despedirme quisiera daros las gracias a cada uno de vosotros por todo lo que hacéis: el pequeño paso...Pero el pequeño paso hace el gran camino de la historia.
¡Adelante! No tengáis miedo, ¡tened valor!
¡Que el Señor os bendiga! Gracias.
Link:
http://w2.vatican.va/content/francesco/it/events/event.dir.html/content/vaticanevents/it/2019/2/15/fraterna-domus.html
Antes de despedirme quisiera daros las gracias a cada uno de vosotros por todo lo que hacéis: el pequeño paso...Pero el pequeño paso hace el gran camino de la historia.
¡Adelante! No tengáis miedo, ¡tened valor!
¡Que el Señor os bendiga! Gracias.
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http://w2.vatican.va/content/francesco/it/events/event.dir.html/content/vaticanevents/it/2019/2/15/fraterna-domus.html
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