Jartum, SUDAN (Agencia Fides 25/11/2021) – “Confiamos en que sea realmente un nuevo
comienzo. Debemos agradecer a la comunidad internacional el apoyo
prestado al gobierno civil, a los manifestantes sudaneses y a todas las
personas que han trabajado para que el Primer Ministro pudiera ser
restituido. Nos encontramos ante un nuevo compromiso entre los militares
y Hamdok, que ha aceptado volver al timón del ejecutivo, para no
deshacer lo conseguido en los dos años anteriores, deteniendo la
violencia y el derramamiento de sangre que se había producido desde el
golpe de Estado del 25 de octubre”.
Este es el comentario concedido a la Agencia Fides por Mons. Yunan Tombe
Trille, Obispo de El Obeid y Presidente de la Conferencia Episcopal de
Sudán y Sudán del Sur, al día siguiente del anuncio de un nuevo pacto
firmado entre civiles y militares. El 21 de
noviembre, el primer ministro Abdulla Hamdok -en arresto domiciliario
desde el primer día del golpe y liberado sólo el sábado 20 de noviembre-
anunció que había llegado a un acuerdo con el general Abdel Fattah
al-Burhan, jefe del ejército y líder de los golpistas, para formar un
"gobierno técnico".
El obispo señala: “Hamodk creará un nuevo ejecutivo técnico que deberá
conducir al país de forma pacífica hasta las elecciones de 2023. Desde
hace semanas, la junta militar está siendo presionada por la comunidad
internacional para que libere y restituya a Hamdok como primer ministro.
Mientras tanto, más de cuarenta civiles, todos ellos manifestantes, han
sido asesinados por las fuerzas de seguridad en un mes de gobierno
militar".
La población ha acogido la noticia del acuerdo con diferentes
reacciones: hay quienes respiran aliviados y ya piensan en la
composición de un nuevo gobierno con al menos un 50% de civiles, y otros
que en cambio, gritan que se trata de una traición. “La gente -
concluye Mons. Yunan Tombe Trille -, está dividida. Algunos no quieren
ningún tipo de acuerdo con los militares, que se han retirado sólo por
la presión de la comunidad internacional y ni siquiera han expresado
palabras de arrepentimiento por la matanza de inocentes; otros no
quieren dar tiempo al Primer Ministro para que pueda trabajar en paz y
llevar al país al redil de la comunidad internacional. Ahora sólo hay un
primer acuerdo. Los militares conservarán todos los privilegios y el
poder que tenían durante la anterior dictadura y es poco probable que
renuncien a ellos para facilitar una transición democrática. La
experiencia demuestra que en el pasado se han firmado muchos acuerdos
que luego han sido rotos por
los militares. La esperanza es que la nación pueda empezar de nuevo en
paz y democracia”.