CIUDAD DEL VATICANO (https://press.vatican.va - 21 de noviembre de 2021).- Texto del Videomensaje que el Santo Padre FRANCISCO envió a las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl, reunidas en París del 29 de octubre al 21 de noviembre de 2021, con motivo de la X Asamblea General sobre el tema Ephata :
VIDEOMENSAJE DEL SANTO PADRE FRANCISCO
A LAS HIJAS DE LA CARIDAD
Queridas hermanas,
estáis reunidas en Asamblea en París en tu Casa Madre en la Rue du Bac, para reflexionar, a la luz del Evangelio, sobre vuestra misión. El tema que habeiis elegido es valiente, “ Ephata ”, y os lleva a pensar en la necesidad de “cruzar el umbral de la puerta”, no cansarse de “ir hacia”, de “encontrarse”. Esta ha sido vuestra característica desde el principio. Una compañía de mujeres hecha para ir y llevar el amor de Cristo a los pobres. Esto os ha llevado por todo el mundo no solo a ayudar a los pobres en grandes institutos, hospitales, orfanatos, escuelas, sino a visitarlos, a ir a encontrarlos en los lugares donde viven, a participar junto a ellos en los caminos de el crecimiento humano, la promoción de la vida, el cuidado espiritual.
Os invito a que veais la belleza de vuestra vocación, ¡que es hermosa! Dios os ha confiado los pobres a vosotros, sus amados: ¡a vosotros! ¡Ustedes son madres y hermanas para ellos, no suegras! madres y hermanas. Madres porque con tu amor, tu atención a todas sus necesidades, las generan al Amor de Dios y las vuelven a abrir a la belleza de la vida. Hermanas porque las apoyais en su condición y las acompañais a redescubrir la dignidad en los muchos caminos de la vida que tomas con ellas. Así os convertís cada vez más en Hijas de la Caridad que, según el pensamiento de vuestro fundador, San Vicente de Paúl, significa ser Hijas de Dios, imagen del amor más grande que Dios mismo nos ha dado testimonio.
Como Hijas de la Caridad, en este tiempo marcado por tantas contradicciones y tantas formas de marginación, tenéis un papel histórico como mujeres que vivimos una forma particular de consagración, la de acompañar a tantos hermanos nuestros que son víctimas de la violencia, de la discriminación, de hacerlos crecer, niños primeros víctimas de los aeusos de los adultos, de cuidar y defender la vida que los rodea, con vuestra sonrisa, vuestro cariño, vuestra entrega al servicio de los más pequeños. Os invito a trabajar para que a todos se les garanticen los derechos fundamentales que aseguran una vida digna, a contribuir a salvaguardar nuestra casa común, a transmitir la fe y los valores cristianos a las nuevas generaciones, y a educarlos para el cuidado mutuo. ¡Hay mucho por hacer! Dios os está llamando a responder con vuestra generosidad.
Seguis siendo una gran fuerza espiritual en la Iglesia y en el mundo. Ruego al Señor, por intercesión de María, la única Madre de vuestra Compañía, que os mantenga en vuestra vocación e impulse vuestra misión. Que el Señor os bendiga, que la Virgen os guarde. Y por favor, no olvideis orar por mí. ¡Gracias!
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