Addis Abeba, ETIOPÍA (Agencia Fides, 19/11/2021) – “La prioridad para los desplazados es que
la guerra cese y la paz prevalezca, para que puedan volver a la vida
normal. Para los que han huido de sus casas, la urgencia es tener algo
que comer, beber, dormir y llevar ropa para protegerse y resguardarse de
las inclemencias del tiempo. Necesitan toda la ayuda humanitaria de
emergencia que puedan conseguir, porque muchos de los desplazados
permanecen acampados en las escuelas durante el día. Distribuimos harina
y aceite o alimentos preparados para ellos. A los niños pequeños, que
necesitan cuidados especiales, les damos alimentos multivitamínicos
complementarios": dice el padre Hailemariam Medhin Sdb, sacerdote de
nacionalidad etíope, salesiano desde hace 25 años, y desde 2019 Superior
de la Viceprovincia Salesiana de África-Etiopía-Eritrea (AET).
En la revista "Misiones Salesianas", editada por los salesianos en
España, que dedica un enfoque a la emergencia en Etiopía, el Superior
informa: "En Tigray la población está fuertemente afectada por la
crisis, además de los bloqueos debidos a la pandemia. Las familias no
trabajan a causa de la guerra y algunas han tenido que acoger a
parientes y otros familiares desplazados que han huido en busca de
seguridad. Los que no tienen ‘familia alargada’ se refugian en escuelas e
instalaciones, pero carecen de las cosas más necesarias de la vida. El
aislamiento de la región de Tigray del resto del país y la imposibilidad
de saber cómo y dónde están los seres queridos genera un gran
sufrimiento”.
“Sin embargo, en un marco de indigencia y sufrimiento generalizados - añade el religioso -, la fuerte tradición de solidaridad entre la población etíope hace posible la supervivencia: muchas personas se ayudan mutuamente, ya que comparten con los que no tienen nada lo poco que tienen. En la grave situación humanitaria, los misioneros salesianos, religiosos y laicos suministran agua de los pozos utilizando un generador, principalmente en las comunidades de Mekelle y Adua. La población ve la presencia de los salesianos como un apoyo real: recordemos que ya durante la hambruna en Etiopía en 1984 y 1985, los salesianos se ganaron la confianza de la gente. En una de nuestras comunidades de Adigrat, unas 50 familias se refugiaron en el recinto salesiano durante los intensos bombardeos de la zona. Como salesianos tratamos de dar consuelo a la gente asustada, damos esperanza a los desesperados y ayuda material y espiritual. Compartimos lo que tenemos: tiempo, comida, agua, refugio de los bombardeos”.
Desde hace más de un año, las escuelas están cerradas y la emergencia
humanitaria continúa. Los religiosos están probados, pero continúan con
su labor misionera, pastoral y social: “No somos una gran organización
humanitaria internacional”, señala el Provincial, “y la gente que nos
rodea lo sabe. Por eso los pocos recursos que tenemos los destinamos a
los quemas lo necesitan. En una situación así, damos prioridad a los
niños y jóvenes, a las madres con hijos pequeños. Además, hay menores no
acompañados, porque sus familiares han huido. Gracias a la fuerte
conexión que tenemos con la población, estos niños son atendidos por sus
vecinos. Todos los profesores y el personal de apoyo de nuestros
centros educativos están plenamente comprometidos con la ayuda a la
población más necesitada".
“Ahora que la comunidad internacional conoce el alcance del conflicto -
concluye el padre Hailemariam Medhin Sdb - imploramos que cese la
violencia y que se ponga fin a la matanza y al sufrimiento de la
población. Somos sacerdotes y no hacemos política: hacemos lo posible
por llevar el Evangelio, ayudando a los que sufren, como hizo Jesús”.