Kara, TOGO (Agencia Fides, 03/12/2018) - “En ocasiones, especialmente en África, se tiene
la impresión de que el anuncio del Evangelio es una tarea exclusiva de
las personas consagradas. Es hora de trabajar en África para que nazca
una conciencia misionera renovada que apoye el ser y la acción de todos
los bautizados” explica a Fides el padre Donald Zagore, teólogo de la
Sociedad de Misiones Africanas (SMA). “La afirmación “la Iglesia es
misionera por naturaleza”, (Ad Gentes 2), resume la vocación principal
de todos los cristianos, que es abrazar la misión intrínseca de la
Iglesia para anunciar a Jesucristo y a su Evangelio en todas partes”,
señala.
El teólogo indica que “el llamado 'buen cristiano' se siente cómodo con
su conciencia, limitándose a cumplir sus obligaciones con la Iglesia,
sin sentirse íntimamente interpelado a anunciar a Jesús y su Evangelio”.
Y aáde que “es un gran prejuicio extendido en la Iglesia y la sociedad.
Lo que se celebra fervientemente en la Iglesia a veces está lejos de ser
vivido en la vida cotidiana. Aún más serio es cuando los cristianos
intentan entrar en la dinámica misionera definiéndose como misioneros,
apóstoles, profetas, moderadores, pastores, con el único propósito de
sentirse por encima de otros cristianos, investidos con un poder
especial para proclamar a Jesús y al su Evangelio”, insiste el
misionero, señalando algunos riesgos que ponen en peligro a las
comunidades de fieles en África.
El padre Zagore concluye: “Lamentablemente, esta actitud se alimenta de
la falsa idea por la que se cree que la misión es exclusivamente tarea
de la persona consagrada. La proclamación del Evangelio no es una
actividad reservada exclusivamente para personas consagradas, sino que
sigue siendo el deber de todos los cristianos. Proclamar a Jesús y su
Evangelio es el denominador común de todos los bautizados, de acuerdo
con su propio carisma y vocación. No es necesario tener títulos para
participar en primera persona de esta vocación de la Iglesia, es decir,
proclamar a Jesucristo y su Evangelio. Con nuestro bautismo, todos hemos
recibido el mandato de llevar a Jesús y su Evangelio a todo el mundo”.