sábado, 8 de diciembre de 2018

Las palabras del Santo Padre en el Ángelus

CIUDAD DEL VATICANO (http://catolicidad.blogspot.com - 8 de diciembre de 2018).- A las 12.00 horas de hoy, Solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Bienaventurada Virgen María, el Papa FRANCISCO desde la ventana de su estudio en el Palacio Vaticano ha rezado el Ángelus con los fieles y peregrinos reunidos en la Plaza de San Pedro.


Estas son las palabras del Santo Padre en el rezo mariano:








SOLEMNIDAD DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN
DE LA BIENAVENTURADA VIRGEN MARÍA

PAPA FRANCISCO

ÁNGELUS

Plaza de San Pedro
Sábado, 8 de diciembre de 2018


Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días y feliz fiesta!



La Palabra de hoy nos presenta una alternativa. En la primera Lectura está el hombre que originalmente dice no a Dios, en el Evangelio está María que en la anunciación dice sí a Dios. En ambas Lecturas es Dios quien se acerca al hombre. che cerca l’uomo. Pero en el primer caso va a Adán, después del pecado, y le pregunta: «Donde estás?» (Gen 3,9), y él responde: «Me estoy escondiendo» (v. 10). En el segundo caso, sin embargo, va a María, sin pecado, que responde: «He aquí a la sierva del Señor» (Lc 1,38). Aquí es al contrario de me estoy escondiendo. Ella se abre a Dios, mientras el pecado se cierra, aisla, hace que uno permanezca solo con uno mismo.


Aquí estoy es la palabra clave de la vida. Marca el paso de una vida horizontal, centrada en uno mismo y en sus propias necesidades, a una vida vertical, dirigida hacia Dios. Aquí estoy disponible para el Señor, es la cura para el egoísmo, es el antídoto para una vida insatisfecha, a la cual siempre le falta algo. Aquí estoy es el remedio contra el envejecimiento del pecado, es la terapia para mantenerse joven por dentro. Aquí estoy para creer que Dios cuenta más que mi yo. Es elegir apostar por el Señor, dócil a sus sorpresas. Entonces para decirle aquí estoy es la alabanza más grande que podemos ofrecerle. ¿Por qué no iniciar así el día con un
aquí estoy Señor”? Sería bello decirle cada mañana: “Aquí estoy Señor, hoy se cumpla en mi tu voluntad”. Lo diremos en la oración del Ángelus, pero podemos repetirlo ya ahora, juntos: ¡Aquí estoy Señor, hoy se cumpla en mi tu voluntad!


Maria agrega: «Que sea para mí según tu palabras». No dice: “que sea según”, pero “según Tú”. No pone límites a Dios. No piensa: “me dedico un poco a Él, me apresuro y luego hago lo que quiero”. No, Maria no ama al Señor cuando le va, encaja y comienza. Vive confiando en Dios en todo y por todo. Aquí está el secreto de la vida. Pueden todos los que confían en Dios en todo. Pero el Señor, queridos hermanos y hermanas, sufre cuando le resondemos como Adán: “Tenía miedo y me escondí”. Dios es el Padre, el más tieno de los padres, y desea la confianza de sus hijos. ¡Cuántas veces sospechamos de Él, sospechamos de Dios! Pensamos que puede mandarnos cualquier prueba, privarnos de la libertad, abandonarnos. Pero esto es un gran engaño, es la tentación de los orígenes, es la tentación del diablo: insinúa la desconfianza en Dios. María vence esta primera tentación con su aquí estoy. Y hoy vemos la belleza de la Virgen, nacida y vivida sin pecado, siempre dócil y transparente a Dios.


Esto no significa que la ella la vida fuera fácil, no. Estar con Dios no resuelve mágicamente los problemas. Lo recuerda la conclusión del Evangelio de hoy: «El ángel se apartó de ella» (v. 38). Se apartó: es un verbo furte. El ángel deja a la Virgen sola en una situación difícil. Ella sabía de forma particulareque se convertiriía en la Madre de Dios – le había dicho el ángel –, pero el ángel no le había dicho a los demás, solo a ella. Y los problemas iniciaron de inmediato: pensemos en la situación irregular según la ley, el tormento de San José, los planes de vida omitidos, lo que diría la gente… Pero María pone la confianza en Dios frente a los problemas. Es dejada por el ángel, pero cree que con ella, en ella, permanece Dios. Y se confía. Se confía de Dios. Está cierta que con el Señor, aunque sea de modo inesperado, todo estará bien. Aquí está la actitud sabia: no vive dependiendo de los problemas – ¡terminado uno, se presentará otro! – pero confiándose a Dios y confiándose cada día a Él: ¡aquí estoy! “Aquí estoy” es la palabra. “Aquí estoy” es la oración. Le pedimos a la Inmaculada la gracia de vivir así.


Después del Ángelus


Queridos hermanos y hermanas,  
 


Hoy, en el Santuario de Notre-Dame de Santa Cruz de Oran, en Argelia, fueron proclamados Beatos el Obispo Pietro Claverie y dieciocho compañeros religiosos y religiosas, asesinados por odio a la fe. ¡19 nuevos Beatos! Estos mártires de nuestro tiempo son fieles anunciadores del Evangelio, humildes constructores de paz y heróics testigos de la caridad cristiana: un Obispo, Sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos. Su valiente testimonio es fuente de esperanza para la comunidad católica argeliana y semillas de diálogo para toda la sociedad. Que esta Beatificacióne sea para todos un estímulo para construir juntos un mundo de fraternidad y de solidaridad. Demos un aplauso a los nuevos Beatos, todos juntos.


Le aseguro un recuerdo en mi oración para los niños y las mamás que han muerto esta noche en una discoteca en Corinaldo, cerca de Ancora, así como para los numerosos heridos. Pido para todos la intercesión de la Virgen.


Los saludo con afecto a vosotros, peregrinos provenientes de talia y de diversos Países, especialmente a las familias, a los grupos parroquiales y a las asociaciones. En esta fiesta de la Inmaculada, en las parroquias italianas se rinueva la adhesión a la Acción Católica, una asociación que desde hace 150 años es un don y un recurso para el camino de la Iglesia en Italia. Aliento a las articulaciones diocesanas y parroquiales a comprometerse con la formación de laicos capaces de testimoniar el Evangelio, convirtiéndose en levadura de una sociedad más justa y solidaria.


Bendigo de corazón a los fieles de Rocca di Papa y la antorcha con la cual encenderán la gran estrella en la Forteza de su bella ciudad, en honor de María Inmaculada.



Esta tarde iré a Santa María la Mayor para orar a la Virgen, y después iré a la Plaza de España para renovar el tradicional acto de homenaje y de oración a los pies del monumento a la Inmaculada. Les pido unirse espiritualmente a mí en este gesto, que expresa la devoción filial a nuestra Madre celestial.


Y a todo dese buena fiesta y buen camino de Adviento con la guía de la Virgen María. Por favor, no se olviden de rezar por mí. ¡Buen almuerzo y adiós!


Link:
http://w2.vatican.va/content/francesco/it/events/event.dir.html/content/vaticanevents/it/2018/12/8/angelus.html


Traducción del original italiano por: http://catolicidad.blogspot.com


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