martes, 19 de febrero de 2019

Se prolonga la disputa entre el gobierno y las comunidades católicas sobre la expropiación de bienes eclesiásticos

Jiaoxi, TAIWÁN (Agencia Fides, 19/02/2019) - En Taiwan ha surgido un enfrentamiento entre las autoridades locales y las comunidades cristianas con respecto a la propiedad y el uso de los activos eclesiásticos. El caso más reciente surgió spbre de la parroquia dedicada a San José Obrero, en la ciudad de Jiaoxi, en la parte norte del condado de Yilan. Allí, los feligreses y sacerdotes vicencianos de la Congregación de la Misión se están movilizando para oponerse al proyecto de expropiación y al cambio en el uso del complejo parroquial proyectado por las autoridades locales.

La disputa surgida tiene un origen complejo. La iglesia fue construida por misioneros vicencianos holandeses en 1955, en un área con arrozales y cerca de un manantial natural. En 1971, los padres vicencianos también construyeron un centro para el cuidado de niños afectados por la poliomielitis, equipado con una piscina para la rehabilitación de los enfermos. En los años noventa, con la propagación de las vacunas contra la poliomielitis y la consiguiente disminución progresiva de los casos, esa estructura de asistencia cayó en desuso y los padres vicencianos no han podido rehabilitarla, también debido a las estrictas regulaciones administrativas que regulan las actividades sociales.

A día de hoy, el padre Ferdinand Labitag, jefe de la Provincia China de la Congregación de la Misión, explica a la Agencia Fides que el Centro de Rehabilitación de San Vincente está en un estado de abandono. Antes de que el antiguo sacerdote de la parroquia holandesa se retirara y regresara a su tierra natal, algunas personas con intereses en la zona redactaron un proyecto para que las autoridades locales reconocieran este complejo como “lugar de interés histórico y cultural”. Los arquitectos de este proyecto también lograron que el sacerdote holandés firmara algunas cartas y documentos para apoyar la iniciativa. Pero solo en 2017, la Provincia China de la Congregación de la Misión recibió de la Oficina de Gobierno Cultural e Histórico la comunicación formal de que el proceso estaba en marcha para reconocer a todo el complejo como un sitio de interés histórico. La fecha límite para la decisión de la Comisión a cargo de deliberar sobre el caso se extendió hasta junio de 2019. Y los intentos de los padres vicencianos de demoler y reestructurar parcialmente los edificios en ruinas del complejo (también con la intención de prevenirlos de la expropiación por parte de las autoridades civiles) han sido bloqueados.

Si el lugar es reconocido como un sitio de interés histórico nacional, su gestión pasará exclusivamente en manos de instituciones públicas. Los feligreses y los padres vicencianos temen que sea imposible usar esa zona para renovar las estructuras que ahora se están cayendo de acuerdo con el proyecto de desarrollo preparado por la Congregación de la Misión que desea usarlo para actividades pastorales o de beneficencia. Por este motivo, han decidido continuar con la movilización hasta el 5 de junio con la esperanza de convencer a las autoridades gubernamentales de que renuncien al plan de expropiación. Se están produciendo intentos similares de expropiación de bienes eclesiásticos por parte de las autoridades políticas y administrativas de Taiwán, según asegura a Fides el padre Labitag.