Manila, FILIPINAS (Agencia Fides, 13/12/2021) – “Por primera vez en nuestra historia, una periodista filipina ha sido galardonada con el Premio Nobel de la Paz. Al escuchar su discurso, sentí que algo se iluminaba dentro de mí. Me dio un pequeño rayo de esperanza que el Domingo de Gaudete, en este tiempo penitencial de Adviento, también alimenta. El discurso de Maria Ressa se hizo eco de las palabras de San Pablo: ‘Alegraos siempre en el Señor’. San Pablo nos invita a sustituir nuestras angustias por un profundo sentimiento de paz que sobrepasa todo entendimiento”, así lo ha dicho a los fieles Mons. Pablo Virgilio David, obispo de Kalookan, en su toma de posesión como Presidente de la Conferencia Episcopal de Filipinas (CBCP).
Según la información de la Agencia Fides, al dirigirse a la asamblea en
la misa de ayer, 12 de diciembre, el obispo ha señalado que “los
verdaderos partidarios de la paz en este mundo han tenido que afrontar
muchas adversidades. Basta pensar, por ejemplo, en otros ganadores del
Premio Nobel de la Paz como Aung San Suu Kyi de Myanmar, Nelson Mandela
de Sudáfrica, Lech Walesa de Polonia o Malala Yousafzai en Pakistán”.
Maria Ressa ha planteado a todos los ciudadanos del mundo la siguiente
pregunta: “¿Qué estás dispuesto a sacrificar por la verdad?”. “Su
pregunta me recuerda –ha argumentado el obispo - a la de otro valiente
predicador de la verdad, Juan el Bautista. Y las palabras de otro
profeta audaz, Miqueas: ‘Se te ha dicho lo que es bueno y lo que el
Señor exige de ti: hacer justicia, amar la bondad y caminar humildemente
con tu Dios. (Mic 6, 8)’. Los profetas – ha continuado Mons. David -,
nos invitan a encontrar el bien que ya está dentro de nosotros”,
permitiendo que surja “ese sentido interior de la justicia y la
compasión que nos lleva a compartir el alimento con los hambrientos, que
nos impide explotar a los débiles y vulnerables, ese sentido de la
verdad que nos hará rechazar las mentiras y las falsedades”.
El obispo ha recordado el pasaje clave del discurso de Maria Ressa,
pronunciado el 10 de diciembre en Oslo, en la ceremonia de entrega del
Premio Nobel: “Nuestra mayor necesidad hoy es transformar ese odio y esa
violencia, el fango tóxico que recorre nuestro ecosistema informativo;
esto significa que tenemos que trabajar más. Tenemos que creer que
existe el bien en el mundo”, dijo, señalando que “nuestra humanidad hace
que se produzcan milagros”.
Monseñor David ha apreciado la advertencia de María Ressa al mundo
contra las narrativas basadas en la mentira, repetidas por ejércitos de
trolls en las redes sociales que, en última instancia, ocupan el lugar
de la verdad. Estas técnicas a menudo logran moldear la opinión pública y
socavan la vida misma de las democracias.
En este contexto, ha dicho el obispo: “Dios nos envía personas que son
como pequeñas chispas de luz que nos dan un rayo de esperanza en medio
de la oscuridad”. En el tiempo de Adviento, “experimentamos una visión
del futuro y la determinación de trabajar por su realización, por el
bien de las generaciones futuras”.
“La luz, para nosotros, es la divinidad que brilla en la humanidad de
Jesucristo. Es para lo que se preparó Juan el Bautista. Por la tierna
compasión de nuestro Dios, la aurora de lo alto vendrá sobre nosotros,
para iluminar a los que están en la oscuridad y en las sombras de
muerte. Y para guiar nuestros pasos en el camino de la paz”, ha dicho
para concluir Mons. David