TÚNEZ (Agencia Fides, 27/07/2021) - La decisión del presidente de Túnez, Kaïs Saïed,
de congelar el Parlamento, privar de poder al Gobierno y asumir plenos
poderes “ha sido acogida con alivio por la mayoría de la población,
agotada por una situación que parecía sin vía de salida”. Así lo informa
el arzobispo Ilario Antoniazzi, jefe de la arquidiócesis de Túnez, en
una conversación con la Agencia Fides. “Ahora -añade el Arzobispo- sólo
han pasado veinticuatro horas desde las medidas presidenciales, la
euforia parece haber pasado, hay un estado de espera respecto a las
nuevas decisiones que tomará el presidente. Pero en esta espera, la
confianza y la esperanza siguen prevaleciendo”.
El contexto social y político en el que se produce esta sorprendente
iniciativa presidencial se puede entender en toda su gravedad gracias al
relato del arzobispo: “La población estaba harta de la situación y de
los gobernantes que estaban aquí. Se ha llegado a un punto en el que no
hay puestos de trabajo, el turismo ha desaparecido, y lo único que
parece ir viento en popa son los contagios de Covid-19. Es triste
decirlo, pero es así: los hospitales están llenos, no hay oxígeno,
estamos cerca del desastre. Al visitar algunos hospitales, tuve la
impresión de volver a ver las imágenes que vi en los hospitales
italianos en los momentos más oscuros del inicio de la pandemia”.
En este contexto, “la población depositó inicialmente su confianza en el
gobierno, pero luego, ante la inacción gubernamental, esta confianza se
agotó pronto. Los ministros han sido acusados de corrupción y de
defender sus intereses privados. Así que el Presidente tras esperar que
pasase la fiesta nacional, ha terminado dando un puñetazo en la mesa.
Después de su discurso, en el que prácticamente destituyó al Gobierno,
la gente salió a la calle a celebrarlo, a pesar del toque de queda,
hasta las 2 de la madrugada, con cánticos, caravanas de coches y
manifestaciones”. Ahora Saïed ha anunciado su intención de nombrar un
nuevo primer ministro y un nuevo gobierno, que tendrá que responder ante
él. “Todos los viejos partidos, incluidos los que estaban en el poder,
también han dicho que lo apoyan”. La oposición más consistente proviene
del Partido de los Trabajadores (izquierda), que ha acusado al
presidente de querer poner al país “bajo la dictadura de un solo
hombre”, y sobre todo del partido islamista Ennahda, cuyo líder Rached
Ghannouchi - informa el arzobispo Antoniazzi - ha puesto el grito en el
cielo. Pero por ahora, la mayoría de la población está con el
presidente, y éste cuenta también con el apoyo del ejército, que ha
rodeado las oficinas institucionales, impidiendo que sean asediadas por
los militantes de Ennahda”.
Ahora hay una creciente expectación sobre los futuros movimientos del
presidente, así como el temor a que aumenten los enfrentamientos
violentos entre los grupos militantes a favor y en contra de las
decisiones presidenciales. “Según las informaciones que circulan”,
informa Mons. Antoniazzi, “el Presidente ha dado órdenes a las fuerzas
de seguridad para que vigilen los aeropuertos y eviten que algunos
'peces gordos' salgan del país. En su discurso de anuncio de sus
decisiones, insistió en que ante la ley no hay ricos y pobres, poderosos
o débiles, y que todos son iguales. Por primera vez he visto acalorarse
al presidente, que suele leer con frialdad. ‘Los que no tengan la
conciencia tranquila serán juzgados según la justicia’, dijo en su
discurso. Él, que es jurista, también participó en la redacción de la
nueva Constitución, y la conoce bien”. “Ahora - concluye el Arzobispo
Antoniazzi - la incógnita es que puede haber una restricción de la
libertad y que vamos hacia un régimen autoritario. Se han cerrado
algunas emisoras de televisión. Pero ciertamente por ahora la población
está del lado del presidente. Ha pasado demasiado poco tiempo desde que
las nuevas disposiciones, no se pueden pedir milagros. Veamos cómo
avanzan las cosas. Ha prometido directivas, cambios. Cosas que
seguramente hará, pero que aún no ha hecho”.