Roma, ITALIA (Agencia Fides, 30/07/2021) - Por segundo año consecutivo, la misión itinerante
de las Hermanas Misioneras Scalabrinianas se ha puesto en marcha en la
isla de Lesbos para ayudar y apoyar a los miles de refugiados que llegan
de Oriente Medio y África en busca de esperanza y salvación en Europa. También esta vez, la iniciativa es posible
gracias a la colaboración entre las religiosas y la Comunidad de San
Egidio, y a un entendimiento que está llevando a la activación de una
serie de iniciativas en Italia y en el resto del mundo. La misión de
Lesbos es una de ellas y la Provincia Europea de las Hermanas
Scalabrinianas es la protagonista.
“La acogida y la disponibilidad de la Comunidad de San Egidio son signos
extraordinarios para nosotros y son la posibilidad de una acción más
articulada para nuestro servicio y para estar en comunión con los
migrantes y refugiados. También gracias a ellos podemos emprender el
camino hacia los demás” dice a la Agencia Fides Sor Neusa de Fátima
Mariano, Superiora General de las Scalabrinianas, una Congregación que
desde su fundación tiene como misión el servicio a los migrantes.
“Por segundo año consecutivo, estamos asistiendo en esta zona
fronteriza, donde la necesidad de ayuda es mayor – continúa -, estaremos
con ellos durante todo el verano, atendiendo a las familias, las
madres, los padres y los niños”. Se trata de una iniciativa que las
Hermanas Misioneras Scalabrinianas han promovido con vistas a una
"Iglesia en salida", como ha pedido el Papa Francisco.
Las nueve hermanas permanecerán en Lesbos durante unos meses y se
turnarán para asistir a los migrantes en esta zona fronteriza de la isla
griega frente a Turquía. En el centro de su atención están los campos
donde viven miles de refugiados, en condiciones degradantes y que ponen
en peligro su vida. Para la Hna. Milva Caro, Superiora Provincial de
Europa, “la emergencia nos llama una vez más a todos a movilizarnos para
ayudar a los refugiados que nunca han dejado de abarrotar las rutas del
Mediterráneo”. “Puede que ya no sea noticia, pero en los barcos miles
de personas, mujeres y niños no acompañados, siguen buscando una forma
de esperanza”, añade. “La actividad misionera es fundamental no sólo
para responder a las necesidades básicas, sino también para dar
consuelo, algo esencial para quienes lo han dejado todo atrás y han
visto a menudo caer a sus seres más queridos en el camino”.