Oruro, BOLIVIA (Agencia Fides 23/10/2021) - Tres religiosas de la Congregación de las
Hermanitas de los Ancianos Desamparados (Hermanitas del Anciano
Abandonado, HAD), fallecieron en Bolivia a finales de septiembre a causa
del Covid-19, que contrajeron en el ejercicio de su misión al cuidado
de los huéspedes mayores de la Casa La Sagrada Familia.
“Las tres Hermanitas de Oruro, la Madre María Hilda Ateaga Flores (62
años), la Hermana Asunción Bravo Rivas (74 años) y la Hermana Carmen
Agip Sánchez (69 años), resultaron contagiadas durante su servicio de
cuidado de ancianos, dando su vida para ellos, porque su preocupación
constante era que estuvieran atendidos. La Madre Superiora tenía una
especial dedicación. Aunque le dijeron que necesitaba ser hospitalizada
para recibir tratamiento médico, dio prioridad a los ancianos. Cuando
estaba al límite, acudió a urgencias, con una carga viral tan alta que
ya no se podía hacer nada”, explica a la Agencia Fides la Secretaria
General HAD, Sor Carmen Atán.
En los últimos dos años, la Congregación ha perdido a otras cuatro
religiosas, además de los tres de Oruro, en diferentes comunidades
debido al Covid-19. Las religiosas han ofrecido su vida con tal de no
abandonar su misión en favor de quienes la sociedad considera
“descartados”, el término que utiliza a menudo el Papa Francisco. Otras
religiosas de la Congregación, ancianas o enfermas, también han
fallecido a causa de Covid en los últimos dos años.
Sor Tomasa Flores Machado (69), residente en Callao (Perú), solía salir a
buscar ayuda para sostener a los ancianos, al no tener otros recursos.
Dicen que tenía un don especial para esta tarea, que dirigía a ricos y
pobres, y nadie se le resistía. Sor Nubia Largo Chaparro (56), que vivía
en Penipe (Ecuador), tenía una salud delicada, pero contaba con mucha
fuerza y valentía. Se distinguió por haber sabido acoger en todo
momento, de la mano de la Providencia de Dios, todos los acontecimientos
de su vida, como este última, ver llegar a su fin su vida terrena en
una edad aún joven, entregándola con plenitud.
Sor Elsa Bazán Medina (76 años), residente en González Catán
(Argentina), siempre se ha dedicado al cuidado de los ancianos con gran
atención, sacrificio y amor. Sor María Carmen Prada Jaimes (76 años),
que vivía en Naguanagua-Valencia (Venezuela), tenía una especial
sensibilidad hacia los ancianos, y lo dio todo a favor de los que Dios
le encomendó. Su superiora relata que se levantaba por la noche para ver
a los más enfermos y los cuidó hasta el último día de su vida.
“Nuestra misión durante la pandemia del Covid-19 se ha seguido
desarrollando con mucha generosidad, entrega y sacrificio, y en muchos
casos con heroísmo, atendiendo siempre con mucha diligencia las
emergencias y primeras urgencias, con lo que se han salvado muchas
vidas”, explica Sor Carmen a la Agencia Fides.
“Las Hermanitas nunca han perdido de vista en todo momento a los
ancianos, contagiados y no contagiados, ofreciendo compañía, ánimo y
servicio religioso. Nunca dejaron de atenderlos y estar presentes en las
zonas Covid de todos los hogares, siempre bien protegidas y apoyadas
por los Servicios de Salud y el personal sanitario como médicos,
enfermeras y auxiliares de enfermería de refuerzo”, asegura Sor Carmen
Atán que expresa también un gran agradecimiento al personal sanitario “y
a nuestro buen Dios ya la Santísima Virgen, que han sido nuestra
fuerza. Sobre todo, esta la hemos palpado cuando no había ayuda
sanitaria y el personal contratado estaba de baja. En estos casos, que
fueron muy pocos, hubo que redoblar el esfuerzo”.