Pemba, MOZAMBIQUE (Agencia Fides, 23/10/2021 ) - Han pasado 125 años desde la fundación de la
Congregación de las Hermanas Misioneras Scalabrinianas. El Año
Scalabriniano se abrirá el 9 de noviembre, en el 25 aniversario de la
beatificación del fundador, Giovanni Battista Scalabrini, testigo
ejemplar de la vida cristiana, misionero y padre de los migrantes.
“Para nosotros este mes misionero tiene un profundo valor y nos hace
volver la mirada a nuestras comunidades alrededor del mundo y a nuestra
nueva misión: la de la diócesis de Pemba, en Cabo Delgado, en
Mozambique. Hemos decidido invertir aquí muchos de nuestros recursos
para ayudar a todos aquellos migrantes que son víctimas de la
violencia”, explica a la Agencia Fides la hermana Marines Biasibetti,
una de las misioneras que trabaja en ese lugar. “Cimentadas en el
carisma scalabriniano y motivadas por el ejemplo de nuestro fundador,
Giovanni Battista Scalabrini, y de los cofundadores el venerable padre
Giuseppe Marchetti y la bendita Madre Assunta, aceptamos la invitación
de la Iglesia y el llamamiento de los migrantes para abrir esta nueva
presencia misionera. Para nosotras, es una señal de gratitud y nos
resulta muy significativo que esta misión se realice en el marco de las
actividades del Jubileo que celebra el 125 aniversario de la fundación
de nuestra Congregación”.
“Los desafíos en Cabo Delgado son muchos. Vivimos en la pobreza absoluta
y con las necesidades más primarias por satisfacer como el acceso a
alimentos y agua y al servicio sanitario. Tenemos un grupo trabajando en
Chiure, a 155 km de la capital regional, Pemba. Allí, la parroquia de
Santa Isabel es nuestro hogar. Es un barrio muy pobre y con muchas
necesidades. Queremos llevar a cabo algunas actividades de
autoabastecimiento para ayudar a los migrantes. Nos piden que
respondamos a las necesidades básicas y que les ayudemos a regresar a
sus lugares de origen”.
La Jornada Misionera de las Hermanas Scalabrinianas tiene el sabor de
esta tierra, que mira al Océano Índico, donde miles huyen a Tanzania.
Otro de los lugares a los que el mundo no puede seguir dando la espalda.