Managua, NICARAGUA (Agencia Fides, 26/10/2021) – “Como hemos dicho en varias ocasiones, una
auténtica democracia es el resultado de la aceptación convencida de
valores como la dignidad de la persona, el respeto a los derechos
humanos, la búsqueda del bien común como fin y criterio regulador de la
política de vida. Si no hay un consenso generalizado sobre estos
valores, se pierde el sentido de la democracia y se compromete su
estabilidad”. Así lo manifestaron los obispos de la Conferencia
Episcopal de Nicaragua, reiterando que “la institucionalidad no es
secundaria en un estado democrático, solo posible en un Estado de
derecho en el que el ejercicio del poder está sujeto al cumplimiento de
la ley sin restricciones y se caracteriza por la independencia y
separación de los poderes estatales”. “Estas son, entre otras, las
condiciones básicas e indispensables para la celebración de elecciones
libres, justas y transparentes”, subrayan los obispos.
En un mensaje titulado “El auxilio me viene del Señor” dirigido “a
sacerdotes, religiosos, religiosas, laicos y a todos los hombres y
mujeres amados por el Señor”, la Conferencia Episcopal insta a todo
nicaragüense, ante la situación que vivimos, a decidir y actuar “según
la inviolable dignidad de su conciencia, con libertad” para hacer lo que
considere más justo y conveniente en este momento para Nicaragua.
El domingo 7 de noviembre, cerca de 4 millones y medio de nicaragüenses
están convocados a las urnas para elegir al Presidente de la República,
90 diputados de la Asamblea Nacional y 20 miembros del Parlamento
Centroamericano. El actual presidente, Daniel Ortega, busca la
reelección por tercera vez a cualquier precio, junto a su esposa,
Rosario Murillo, como vicepresidenta. La tensión entre el gobierno y la
Iglesia católica ha ido en aumento en los últimos tiempos. La
archidiócesis de Managua ha denunciado en muchas ocasiones la violación
sistemática de los derechos políticos y constitucionales y la
persecución desatada por el régimen de Ortega contra opositores como
candidatos presidenciales, periodistas y líderes políticos.
A esto se suman “las amenazas a la Iglesia Católica, las ofensas contra
sus sacerdotes y obispos, las limitaciones en la expedición de visados o
residencia para sacerdotes extranjeros y el hostigamiento a feligreses
laicos y otras acciones ilegales e intimidatorias”. La Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos,
Michelle Bachelet, también ha denunciado el creciente ataque a las
libertades en Nicaragua con motivo de las elecciones a través de
detenciones arbitrarias, la invalidación de candidaturas y la
eliminación de partidos políticos.
“Con el corazón de pastores caminamos entre el pueblo de Dios,
experimentando las difíciles situaciones que viven los nicaragüenses.
Estamos cerca de los enfermos, de las familias desintegradas por la
emigración forzada, de los desempleados, de los refugiados, de los
exiliados, de los privados de libertad y de sus familias”, escriben los
obispos en su última nota. Al final del mensaje, los prelados
nicaragüenses recuerdan que “la oración es nuestra fuerza” y exhortan a
intensificar los momentos de oración en los hogares, familias y
comunidades: “Le pedimos a María Santísima, Auxiliadora de los
cristianos, que interceda por nosotros”.