Beirut, LÍBANO (Agencia Fides, 27/10/2021) – “Una solución institucional”, política y
jurídica. Una especie de compromiso de alto perfil para salir de la
nueva y dramática crisis en la que se está precipitando la nación
libanesa tras los trágicos incidentes que tuvieron lugar el jueves 14 de
octubre cuando, en Beirut, siete manifestantes chiítas fueron
asesinados por francotiradores apostados en los tejados del barrio
cristiano por Tayyouneh-Ain al Remmaneh. La propuesta la planteó el
Cardenal Béchara Boutros Raï, Patriarca de la Iglesia Maronita, en una
apretada agenda de encuentros con los más altos líderes institucionales
del País de los Cedros.
En solo un día, el Primado de la Iglesia Maronita fue recibido por el
presidente Michel Aoun (cristiano maronita), por el premier Najib Mikati
(musulmán sunita) y por el presidente del Parlamento Nabih Berri
(musulmán chiíta). Sus tres interlocutores recibieron de buen grado us
sugerencias para apaciguar los peligrosos conflictos políticos e
institucionales que paralizan al país, junto con la devastadora crisis
económica, y aliviar las condiciones de vida de millones de libaneses,
así como para alejar la pesadilla de los sangrientos conflictos
sectarios de los años de la guerra civil.
Respondiendo a los periodistas que lo esperaban tras sus conversaciones
con los tres altos representantes de las instituciones libanesas, el
Patriarca maronita no quiso revelar los detalles de su propuesta,
limitándose a presentarla como “una política constitucional y jurídica”,
justificando su protagonismo como un intento de ofrecer soluciones
políticas a la crisis antes de que degenere en enfrentamiento armado
entre facciones. “Las mías, - explicó el cardenal libanés -, fueron
visitas a quienes están directamente interesados en la acción política
para confirmar que la política debe preceder a los acontecimientos y no
actuar a posteriori. La acción política trata de anticipar eventos y
encontrar una manera de lidiar con ellos antes de que se intensifiquen”.
Ante los recientes eventos en el barrio cristiano de Beirut, el
Patriarca aseguró que “las cosas no se resuelven en la calle. Hemos
visto lo que pasa cuando los problemas llegan a la calle. Los problemas
deben abordarse y resolverse políticamente, y así se evitan los
conflictos en la calle. No es deseable salir a la calle cuando surge un
problema, porque entonces puede suceder que el pueblo se oponga al
ejército y a las fuerzas de seguridad; como si el ejército, el poder
judicial y el pueblo fueran enemigos. La política es el arte de
anticipar eventos y resolver problemas antes de que se intensifiquen, y
espero que los políticos actúen desde esta perspectiva. Si no es así,
pasará lo que ahora vemos, con el caos en las calles y las armas, tanto
legales como ilegales”.
A pesar de la reserva que mantiene el Patriarca, en los medios libaneses
circulan rumores sobre el contenido de su propuesta. Según las
reconstrucciones más fiables, el cardenal libanés habría sugerido
someter al juicio de una comisión de investigación integrada por
parlamentarios a los exponentes políticos, -casi todos vinculados al
partido chií Amal, encabezado por el presidente del Parlamento, Nabih
Berri-, que terminaron en el punto de mira de la acción procesal del
juez Tarek Bitar por sus presuntas responsabilidades penales respecto a
la explosión del puerto. Al mismo tiempo, “la solución” propuesta por el
Patriarca también incluiría el cese de los intentos de procesar al
líder político cristiano Samir Geagea, jefe de las Fuerzas Libanesas,
como líder político-moral del asesinato de los militantes chiítas el 14
de octubre en Beirut, en la zona cristiana de Ain al Remmaneh. Por esos
disturbios y por los asesinatos, el juez Fadi Aqiqi acusó a 68 personas
de
asesinato, intento de asesinato, destrucción de propiedad pública y
delito de odio. 18 de los acusados están detenidos. Tras la muerte de
los militantes chiítas, según información de la Agencia Fides, el Partido chií de Hezbollah y sus medios de referencia
habían acusado a los militantes de las Fuerzas Libanesas, el partido
liderado por Geagea, como perpetradores de la masacre.
Por su parte, las Fuerzas Libanesas rechazan dicha acusación de haber
tendido una emboscada premeditada a los simpatizantes de Hezbollah
argumentando que algunos vecinos de Ain al Remmaneh-Tayyouneh tan solo
se habían defendido “de los militantes chiítas que pretendían entrar en
sus casas”. Entre algunos medios de comunicación y analistas, ha
empezado a calar la retórica sectaria sobre milicias que defienden y
protegen los llamados “barrios cristianos” de las incursiones de grupos
vinculados a los partidos chiítas Hezbollah y Amal.
El domingo 24 de octubre, durante su homilía, el Patriarca Raï había
pedido que las investigaciones sobre la masacre se lleven a cabo sin
“intimidación” y sin criminalizar “a un solo partido, como si fuera el
único responsable”. El cardenal libanés también advirtió contra
cualquier intento de utilizar la investigación de los incidentes de
Tayyouneh-Ain al-Remmaneh para oscurecer y ralentizar el trabajo del
juez Tarek Bitar sobre las explosiones en el puerto de Beirut de agosto
de 2020.
Los analistas libaneses contactados por la Agencia Fides, ven en las
propuestas del Patriarca un intento de encontrar soluciones “de amplio y
alto compromiso” que, por diferentes motivos, puedan encontrar el apoyo
de la mayoría de los bloques y líderes políticos presentes en la escena
política nacional, además de enfriar los enfrentamientos y posponer la
rendición de cuentas hasta los plazos electorales del próximo año
(elecciones políticas y elección del nuevo presidente de la República
del Líbano). Los mismos analistas invitan a leer las maniobras de los
distintos sujetos políticos libaneses teniendo en cuenta su necesidad de
tomar posiciones de fuerza ante esos nombramientos electorales, sin
olvidar nunca el complicado panorama de alianzas locales, regionales y
globales que condicionan constantemente la situación y la vida política y
social del País de los Cedros.