Jartum, SUDÁN (Agencia Fides 25/10/2021) - “Mientras hablamos estamos escuchando disparos.
Como temíamos, el ejército comenzó a disparar contra los manifestantes
que desde las primeras horas de la mañana se lanzaron a las calles para
exigir el cese inmediato del proceso golpista y el retorno a la
transición democrática”. Así informaron a Fides fuentes de la Iglesia en
Sudán en la madrugada del lunes 25 de octubre, pocas horas después del
golpe de Estado, apenas pudieron contactar telefónicamente ya que el 90%
de las líneas telefónicas, internet y carreteras están interrumpidas
desde la madrugada. Piden “especialmente en este momento de gran
incertidumbre y miedo” permanecer en el anonimato. El gran país africano
parece volver a un caos autocrático y a alimentar los temores de un
regreso al pasado tan solo dos años después de haber sido escenario de
una “primavera” que sorprendió al mundo por su gestión pacífica y sin
sangre que se saldó con el derrocamiento del dictador Omar al-Bashir.
“Por la noche después de días en los que los rumores se intensificaban,
se produjo el golpe de estado. Las líneas telefónicas y de Internet, las
carreteras y el aeropuerto están cerrados. En la radio, a partir de
esta mañana, sonará única y exclusivamente el himno nacional. Hay una
presencia militar masiva y será cuestión de entender quién será el nuevo
líder y, sobre todo, cómo reaccionará la población que, antes que dar
marcha atrás, está dispuesta a todo. Desde anoche nos hacemos muchas
preguntas, pero hay dos aspectos que son los que más nos preocupan. Por
un lado, la reacción de los militares a las manifestaciones que se están
produciendo. De acuerdo con estas primeras señales, la intención es
reprimirlas con dureza, aunque, al mismo tiempo, recibimos noticias de
militares en los retenes que no están haciendo nada a los manifestantes.
Por otro lado, nos preguntamos quién está detrás de este movimiento.
¿Quiénes son los militares realmente a la cabeza del golpe?, ¿son
islamistas?, ¿una rama más secular?, ¿quizás los Janjaweed de Darfur,
las infames milicias responsables de masacres brutales y masacres en la
región centro-occidental, están infiltrados en el grupo de los golpes
militares?”, se pregunta la fuente de Fides.
Mientras tanto, las noticias sobre la tensa situación en el país no
dejan de llegar. Después de la detención del primer ministro Abdalla
Hamdok y de su esposa, camionetas militares rodearon las casas de los
ministros Hamza Baloul, Ibrahim al-Sheikh, el gobernador de la capital,
Ayman Khalid, el asesor Faisal Mohammed Saleh y el portavoz del consejo
soberano Mohammed al-Fiky Suliman, también para detenerlos.
“Son buenas personas que se han comprometido personalmente y que van a
pagar precisamente por su fidelidad a la gente. Parece que los militares
quieren que el primer ministro renuncie por su propia voluntad y se
declare listo para unirse a un ejecutivo golpista, pero Hamdok se
mantiene firme y ha llamado a la gente a protestar. Los oficiales
quieren el poder, como si la gente fuera estúpida y no conociera ya las
maniobras”, indica la fuente de Fides.
El golpe se produce en un momento de fuertes tensiones entre el ejército
y la sociedad civil que hace dos años había firmado un acuerdo de
transición que preveía una presidencia rotatoria y que, el 17 de
noviembre, debería haber dado lugar a una presidencia consolidada para
la continuación de la experiencia del gobierno mixta. Los militares han
dejado cada vez más claro que no querían abandonar la presidencia y,
para sembrar el caos y el pánico, desencadenaron y alentaron las
manifestaciones de una parte de la población que pedían “mano de hierro”
para acabar con la crisis económica y política de los últimos tiempos.
La fuente de Fides concluye: “El presidente del Consejo de Transición,
Abdel Fattah al-Burhan, ha proclamado el estado de emergencia en todo el
país con la disolución del citado Consejo y del Gobierno. Disolvieron
el consejo soberano y el ejecutivo, rompiendo prácticamente el acuerdo
entre civiles y militares de hace dos años. Dicen que lo hicieron para
salvar la revolución, pero es un acto que definitivamente la entierra”.