Damasco, SIRIA (Agencia Fides, 29/10/2021) – “Somos nosotros los que debemos daros las
gracias, porque regresamos mucho más ricos por dentro que cuando
llegamos aquí”. Así lo ha dicho el cardenal Leonardo Sandri a los
religiosos y religiosas católicos que en la noche del miércoles 27 de
octubre, en el encuentro acogido por el Memorial San Paolo de Damasco.
Por su parte los religiosos le han dado las gracias a él, a sus
colaboradores y al papa Francisco por la cercanía y la solicitud
mostrada por la Iglesia de Roma hacia los cristianos de Siria y todos
los demás hijos del pueblo sirio.
El Prefecto de la Congregación para las Iglesias Orientales, inmerso en
una visita pastoral que le llevará a varias ciudades de Siria hasta el 3
de noviembre, ha escuchado a lo largo de la jornada los relatos
marcados por el dolor, la miseria y las penurias, pero también por los
milagros de la fe, la esperanza y la caridad que jalonan la vida
cotidiana de los cristianos de Siria devastada por el conflicto, el
abuso de poder y las sanciones económicas impuestas por la comunidad
internacional. Por ello, los detallados y preciosos relatos de la visita
del cardenal, reproducidos diariamente por el Dicasterio de las
Iglesias Orientales, están aportando informaciones y consideraciones
realistas sobre la condición que viven las comunidades cristianas
presentes en Siria, revelando fenómenos y acontecimientos habitualmente
oscurecidos en las representaciones estereotipadas y manipuladoras que
prevalecen en el sistema mediático mundial e incluso en ciertos
periódicos
"especializados" sobre el presente y el futuro de los cristianos en
Oriente Medio.
Un problema constante abordado por el cardenal prefecto Sandri en todos
sus encuentros con los miembros de las Iglesias locales es la grave
"hemorragia" de bautizados, especialmente jóvenes, procedentes de Siria y
de otros países de la zona. Ante estos procesos, todos reconocen la
oportunidad de apoyar "pequeños proyectos" para ayudar a los cristianos a
encontrar recursos y vivir con dignidad.
Pero en los informes publicados por la Congregación para las Iglesias
Orientales también se hace referencia a "algunas comunidades evangélicas
del extranjero, cuya acción no siempre es fácil de entender o se
interpreta como una forma de proselitismo en el ámbito ortodoxo e
incluso católico".
En cuanto a las iniciativas de apoyo caritativo dirigidas a las
comunidades cristianas locales, se subraya la necesidad de "coordinación
en la labor de caridad, para evitar que alguien reciba más de una vez y
se aproveche de ello, y que otros pobres queden cada vez más al
margen". Con palabras desprovistas de tono polémico, ha mencionado los
casos en los que el sufrimiento de los cristianos en Oriente Medio se
convierte en un pretexto para recaudar fondos en clave de autopromoción.
"El sacerdote en primer lugar, especialmente el casado - se lee en el
informe del miércoles 27 de octubre - debe ser el primero en afrontar el
drama de la pobreza y la indigencia, sufriendo junto a la gente y
teniendo que sostener juntos su esperanza".
Se reconoce que en el contexto de la atormentada Siria, la Iglesia
"tenia una gran oportunidad de estar cerca de la gente que sufre", pero
"algunos casos de corrupción o falta de transparencia han corrido el
riesgo de oscurecer el mucho bien que se ha hecho y se está haciendo".
El informe señala que "la relación entre obispos y sacerdotes también
puede mejorar, no como una mera transmisión de instrucciones a seguir,
sino sobre todo creciendo en una verdadera confianza mutua, sin llamarse
traidores". El informe menciona también el fenómeno -poco vigilado- de
"la difusión de algunas sectas con visiones dogmáticamente incorrectas
para las que sería necesario crear una comisión teológica que estudie
sus declaraciones".
El programa de la visita del cardenal Sandri a Siria también está
salpicado de importantes citas ecuménicas, como el encuentro "cordial y
distendido" que el representante del Vaticano mantuvo el jueves 28 de
octubre con Yohanna X, patriarca greco ortodoxo de Antioquía.
La actual condición de sufrimiento que experimenta la presencia
cristiana en Oriente Medio, con cifras constantes de jóvenes y adultos
que piden marcharse de forma más o menos legal, con padres incluso
pueden ser ancianos pidiendo a sus hijos que se marchen, quedándose
solos y sin posibilidad de subsistencia, hace que el dolor de la
división entre los cristianos sea aún más escandaloso. El informe
publicado por la Congregación para las Iglesias Orientales recuerda la
paradójica situación de Alepo, donde, con una presencia de bautizados
que ha disminuido drásticamente en los últimos años, sigue habiendo
"hasta 11 obispos, entre católicos y no católicos". También mencionan
las tensiones existentes entre las Iglesias ortodoxas, o las rencillas
reales en el Líbano entre los dirigentes políticos maronitas "con vistas
a las elecciones previstas para 2022".
Los informes publicados por la Congregación para las Iglesias Orientales
dedican pasajes a veces conmovedores al espectáculo de la caridad
imaginativa y gratuita que el Espíritu Santo mueve entre los cristianos
sirios para salir al encuentro del sufrimiento de sus hermanos y
compatriotas. Mencionan la labor de Cáritas Siria, la de la Sociedad de
San Vicente de Paúl y el proyecto "Hospitales abiertos", apoyado por
AVSI, entre otros, que también pretende mantener "al personal médico y
de enfermería en Siria con una prima salarial que les disuada de
marcharse a otros países".
Entre otras cosas, se menciona la valiosa labor realizada en Damasco por
el Orfanato de San Pablo, dirigido por la Iglesia melquita, que asiste a
"varios menores huérfanos o hijos de familias con dificultades", y
sigue los casos de "niños de familias cristianas cuyo padre se convierte
en musulmán y obtiene el divorcio", que por ley deben seguir a sus
padres en la conversión al Islam. Las partes dedicadas al trágico
empobrecimiento de la población siria están salpicadas por la nota
constante que subraya la cruel inutilidad de las sanciones impuestas por
la comunidad internacional a la República Árabe de Siria: "sanciones
que ponen de rodillas a la población sin cambiar nada de lo que la
comunidad de naciones quería establecer". Una grotesca heterogeneidad de
fines, reiterada también por numerosos embajadores y representantes
diplomáticos de otras naciones al cardenal Sandri reunidos durante los
primeros días de su visita a Siria: "En
algunos intercambios", informa el informe de la jornada del jueves 28 de
octubre editado por la Congregación para las Iglesias Orientales, "se
señaló que el actual sistema de sanciones internacionales ha matado de
hambre a la población y ha creado mayor riqueza en algunas categorías de
personas en Siria mediante el incremento de la corrupción".