CIUDAD DEL VATICANO (Agencia Fides, 21/10/2021) - "El encuentro con Dios, que ha
tocado nuestros corazones y ha hecho obras maravillosas, no se puede
guardar para nosotros. Como hicieron los apóstoles, también nosotros
debemos compartir el amor que hemos experimentado. Lo que hemos recibido
de Dios es un regalo para los demás. Y cuanto más la compartamos, más
crecerá nuestra fe. Si lo guardamos para nosotros, se debilita con el
tiempo. Si lo mantenemos en un grupo pequeño, se convierte en la
cuestión de una élite. Los misioneros se inspiran en el amor de Dios
para salir de sí mismos, de sus miedos, para llegar a todas las
naciones, geográficas y existenciales. Por una razón fundamental: la
gratitud. Son personas agradecidas”, así lo ha dicho el cardenal Luis
Antonio Tagle, Prefecto de la Congregación para la Evangelización de los
Pueblos, al hablar en la presentación de la Jornada Mundial de las
Misiones, celebrada hoy, 21 de octubre, en el Vaticano.
El cardenal Tagle ha comentado el Mensaje del Papa Francisco para la
Jornada Mundial de las Misiones, titulado “No podemos dejar de hablar de
lo que hemos visto y oído” (Hechos 4,20), tomado de los Hechos de los
Apóstoles. Y ha comentado al respecto: “Observando el episodio de Pedro y
Juan, relatado en los Hechos, podemos preguntarnos: ¿cuál es el secreto
del celo misionero de los apóstoles? Es la experiencia del amor de Dios
en Cristo. Experimentaron la amistad con Jesús, vieron cómo Jesús vivía
y compartía su vida. La experiencia profunda de Jesús lleva a un
‘estado de misión’ en el que la misión es un reflejo de gratitud, no una
carga o incluso un acto meramente funcional o pragmático. Es una
expresión de alegría y gratitud a Dios por las cosas maravillosas que ha
hecho por nosotros. Habiendo visto y experimentado todo esto, los
apóstoles son misioneros de la compasión y la esperanza”.
El prefecto de Propaganda Fide ha subrayado además, que “la
espiritualidad y el encuentro con Dios son la fuente del misionero, que
siempre está enraizado en Cristo”. Este último narra “una historia de
amor, vivida con Jesús, y lleva la compasión de Cristo al mundo”.
Refiriéndose luego a los desafíos misioneros en el mundo y la sociedad
de hoy, el Cardenal ha dicho que “como dice el Santo Padre, el encuentro
con Cristo y su Evangelio genera apertura y comunión hacia el prójimo:
la experiencia de Cristo no construye muros, separándonos de los demás,
sino que nos empuja hacia los otros con alegría, no como conquistadores
en un sentido triunfalista, sino en el sentido de compartir la bondad de
lo que hemos visto, oído, experimentado. Debemos recuperar este
aspecto: la misión está en el corazón de todos nosotros, cada bautizado
es un misionero del Reino de Dios, la misión es una llamada para todos
los bautizados”.
El cardenal ha remarcado la labor de evangelización en diversas zonas
del mundo como Asia, de donde él mismo procede, donde los cristianos son
una pequeña minoría, destacando lo valioso que es “la relación
personal, el anuncio y el compartir la fe de persona a persona”;
finalmente, refiriéndose a la evangelización en contextos de antigua
tradición cristiana como Europa, que están viviendo tiempos de
“descristianización”, el cardenal ha comentado que “ante todo hay que
rezar porque la fe es un don del Espíritu Santo”. El Evangelio nos
enseña a amar, incluso en los pequeños gestos cotidianos y en las cosas
pequeñas. No hay que minimizar los pequeños gestos de amor, un simple
gesto de amor evangeliza”.