Trento, ITALIA (Agencia Fides, 17/12/2021) – “Cerca de 23 millones de personas tienen una
gran necesidad de alimentos en Afganistán, un hecho que podría llevar a
la muerte de un millón de niños al final de este invierno en lo que el
Programa Mundial de Alimentos de la ONU ha descrito como un infierno en
la tierra”. Giovanni Visone, de la ONG “Interosos”, hablando en nombre
de la coalición "Link 2007" de las ONG italianas, se ha hecho portavoz
de la grave crisis del país asiático durante un debate sobre el futuro
del país que ha tenido lugar en Trento el 14 de diciembre, organizado
por dos asociaciones de la provincia autónoma italiana, "46mo Parallelo"
y "Afgana".
La congelación de los fondos internacionales está estrangulando al país,
ha dicho Visone, recordando que hoy la comunidad internacional está
representada en el país sólo por la comunidad humanitaria. El número de
personas identificadas por la ONU como "necesitadas de ayuda
humanitaria" ha pasado de 3,3 millones en 2018 a 18,5 millones en 2021.
La crisis afgana se ha agravado, a pesar de que los combates han cesado,
en gran medida desde que los talibanes tomaron el poder en agosto. Pero
la ayuda tarda en llegar, no hay liquidez para pagar los sueldos a los
funcionarios y la afghanis, la moneda nacional, ha perdido más de la
mitad de su valor, lo que ha hecho que el precio de los productos de
primera necesidad se dispare.
Mientras en Italia y en Europa, así como en varios países que forman la
coalición de la OTAN, presente en Afganistán desde hace 20 años,
continúa el debate sobre una de las crisis más profundas que atraviesa
el país, agotado por más de 40 años de guerra (que comenzó con la
invasión de la URSS en 1979), las mismas preocupaciones llegan
directamente de las Naciones Unidas, encargadas por la comunidad
internacional de hacer frente a la crisis.
Los afganos "se enfrentan hoy a una profunda crisis humanitaria" que
amenaza también los "derechos humanos" básicos, según ha declarado en
los últimos días la Alta Comisionada Adjunta de la ONU para los Derechos
Humanos, Nada Al-Nashif: "La vida económica está en gran medida
paralizada por el colapso del sistema bancario y una grave crisis de
liquidez. Con la llegada del invierno, las mujeres, los hombres, los
niños y las niñas se enfrentan a una pobreza y un hambre severos y a
unos servicios públicos limitados y deteriorados -en particular la
atención sanitaria-, mientras que cada vez más afganos luchan por
satisfacer sus necesidades básicas, y las personas vulnerables -en
particular los hogares encabezados por mujeres- se ven empujadas a tomar
medidas desesperadas, como el trabajo infantil, el matrimonio de niños
para garantizar su supervivencia y -según algunos informes- incluso la
venta de sus hijos".
Sin embargo, el punto central del debate no es sólo la ayuda humanitaria
de emergencia, sino, según el funcionario de la ONU, una situación
"agravada por el impacto de las sanciones y la congelación de los
activos del Estado". La referencia es tanto a los préstamos del Banco
Mundial y del Fondo Monetario (que han sido parcialmente liberados)
como, sobre todo, a los 10.000 millones de dólares del anterior gobierno
republicano congelados en bancos estadounidenses.
Además de la crisis humanitaria y económica, la ONU también está
preocupada por las ejecuciones extrajudiciales que, entre agosto y
noviembre, habrían supuesto "sobre la base de acusaciones creíbles" más
de 100 asesinatos de antiguos miembros de las fuerzas de seguridad
nacionales afganas y otros colaboradores del gobierno. "Al menos 72
víctimas han sido atribuidas a los talibanes", mientras que otras
ejecuciones sumarias se habrían llevado a cabo contra supuestos miembros
de la provincia de Jorasán del Estado Islámico, la rama afgana del
ahora derrotado Estado Islámico en Raqqa.
Amnistía Internacional también ha intervenido en todo este asunto, que
implica graves violaciones de los derechos humanos y crímenes de guerra
tanto ahora como en el pasado. En un informe que acaba de hacerse
público ("Sin escapatoria: crímenes de guerra y daños a la población
civil durante la caída de Afganistán en manos de los talibanes"), la ONG
afirma que "los repetidos crímenes de guerra y el implacable
derramamiento de sangre" marcaron el colapso del anterior gobierno. El
informe añade que todas las partes del conflicto son responsables de
crímenes de guerra en Afganistán. Por ello, Amnistía pide a la Corte
Penal Internacional (CPI) que investigue todos los presuntos crímenes de
guerra en Afganistán, incluidos los cometidos por las fuerzas
estadounidenses y las fuerzas de seguridad afganas.