Pyay, MYANMAR (Agencia Fides, 17/12/2021) - Será una Navidad sin fiestas, hecha sólo de
silencio, oración y solidaridad con los pobres, los enfermos, los
necesitados. Así es como los católicos de Myanmar vivirán la fiesta de
la Encarnación de Dios, mientras su nación está asolada por la
guerrilla, la violencia, los asesinatos, el sufrimiento, y mientras los
desplazados internos siguen huyendo a los bosques, por el conflicto
civil que hace estragos.
Tal y como informan las cartas pastorales y los mensajes navideños
-recibidos por la Agencia Fides- dirigidos por varios obispos de Myanmar
a los fieles de sus respectivas diócesis (entre ellas las de Yangon,
Mandalay, Pathein y Pyay), la Navidad de 2021 se celebrará con "espíritu
de cercanía a las personas que sufren", inspirándose en la frase
bíblica "alegraos con los que se alegran y llorad con los que lloran"
(Rm 12,15), como dice San Pablo en la Carta a los Romanos. "Dado que
muchas personas en Myanmar están llorando hoy lágrimas amargas, también
nos solidarizaremos con ellas", dice el obispo Alexander Pyone Cho, en
una carta pastoral. El obispo dirige al pueblo de Dios en la diócesis
católica de Pyay, que abarca el estado de Rakhine, donde la minoría
étnica rohingya sigue viviendo en zonas protegidas e inaccesibles. La
comunidad católica del estado - como la de otros estados birmanos donde
los cristianos son mayoría o constituyen
minorías importantes - vivirá la Navidad esencialmente a través de la
Eucaristía solemne y la Misa de Gallo, celebrando así la presencia del
Emmanuel, el "Dios con nosotros".
Se desaconseja encarecidamente cualquier otro acto social, festivales
callejeros, procesiones, veladas de canto y toda compra de material que
no sea estrictamente necesaria", ha dicho el obispo Pyone Cho en una
carta enviada a todas las parroquias. Sacerdotes, monjas, religiosos y
laicos utilizarán los pocos fondos y los mínimos recursos disponibles
para dedicarlos a iniciativas de reparto, donación, asistencia y
consuelo "para las personas que han huido de sus hogares, han encontrado
refugio en los bosques y sufren a causa de la persecución militar de
Myanmar".
En los estados donde los fieles cristianos de Birmania son mayoritarios,
como el estado de Chin, el estado de Kayah, en el oeste del país, y el
estado de Kayah, en el este, miles de personas pasarán la Navidad en los
bosques o en campamentos habilitados con alojamientos improvisados tras
huir de sus hogares a causa de la campaña militar dirigida por el
ejército, que ha arrasado pueblos para expulsar a las "Fuerzas de
Defensa del Pueblo", formadas por civiles en oposición a la junta
militar tras el golpe de Estado del 1 de febrero. Los soldados también
atacaron a civiles, y a veces a iglesias, acusados de apoyar u ocultar a
los rebeldes.
Miles de personas, incluidos sacerdotes, monjas y laicos, tuvieron que
abandonar sus iglesias y huir a zonas más seguras. Varias parroquias de
la diócesis de Loikaw, en el estado de Kayah, han sido abandonadas
debido a la intensificación de los combates en los últimos seis meses,
según fuentes locales de Fides. Las cuatro diócesis de Hakha, Kalay ,
Loikaw y Pekhon se han visto gravemente afectadas y los bautizados viven
un terrible sufrimiento, en condiciones totalmente precarias, como
desplazados internos.
Todas las Iglesias instan a los fieles a realizar obras de caridad en
Navidad, mientras que las organizaciones humanitarias nacionales (como
Cáritas) o internacionales no pueden llevar ayuda debido a las estrictas
restricciones militares. Los grupos de derechos humanos acusan a los
militares de cometer "crímenes contra la humanidad" porque se niegan a
permitir que se preste asistencia humanitaria a los desplazados internos
(200.000 en los estados de Kachin, Kayah, Chin, Karen y Shan),
especialmente a los ancianos, las mujeres y los niños en estado de
extrema pobreza y vulnerabilidad.