Beirut, LÍBANO (Agencia Fides 29/12/2021) - La Liga Maronita, organización independiente
vinculada a la comunidad cristiana maronita libanesa, presentó al
Consejo de Estado libanés un llamamiento contra el reciente decreto
emitido por el ministro de Trabajo libanés, Mustafa Byram, para permitir
también a los palestinos los refugiados en el Líbano que accedan al
mercado laboral en sectores anteriormente reservados a los ciudadanos
libaneses. Nehmetallah Abi Nasr, actual presidente de la Liga Maronita,
informó de que el recurso fue presentado ante el Consejo de Estado el
martes 28 de diciembre. Tal y como explicó el presidente de la Liga
Maronita, el decreto ministerial va en contra de los fundamentos
institucionales y políticos que gobiernan la nación libanesa. La Liga
Maronita tuvo que intervenir contra el decreto ministerial porque está
llamada, -por sus propios principios fundacionales-, a oponerse a todas
las medidas y maniobras destinadas a “cambiar el perfil moderno e
histórico
del Líbano y tratar de imponer un nuevo estatus quo demográfico”,
aseguró Abi Nasr.
El decreto impugnado por la Liga Maronita fue publicado por el ministro
chiíta Mustafa Bayram el pasado 25 de noviembre. La disposición
ministerial ha eliminado las restricciones vigentes hasta ahora con
respecto al acceso de los refugiados palestinos a determinadas
profesiones, en concreto, las que implican la afiliación obligatoria a
un sindicato o colegio profesional (incluidos médicos y abogados), y que
hasta ahora estaban reservadas a los ciudadanos libaneses.
Unos 190.000 refugiados palestinos viven en el Líbano, la mayoría de
ellos todavía concentrados en los campos de refugiados que surgieron
tras el nacimiento del Estado de Israel y que se construyeron con el
propósito de congregar a la población árabe palestina que huyó de las
ciudades y pueblos conquistados por el ejército israelí durante los
distintos conflictos que marcaron las primeras décadas de vida del
Estado judío.
La Liga Maronita es una organización que surgió en la década de los 70
para apoyar la identidad y presencia maronita en el Líbano y en el
mundo. El organismo tiene como objetivo apoyar y reactivar los vínculos
entre los cristianos maronitas esparcidos por todo el mundo y
salvaguardar la soberanía e independencia del Líbano en un contexto
democrático y pluralista.
El decreto se considera un pretexto para la nacionalización de los
palestinos y una forma indirecta de normalizar la presencia palestina
aún a riesgo de interferir con los tradicionales equilibrios del país.
El decreto del ministro Byram de ampliar el mercado laboral a los
refugiados palestinos ha suscitado reacciones acaloradas entre los
políticos libaneses, en algunos casos, con tintes hasta xenófobos. Los
analistas libaneses contactados por la Agencia Fides advierten contra
las interpretaciones conformistas que califican el recurso de la Liga
Maronita como expresión de una reacción identitaria cargada de
resentimiento hacia los refugiados. Todo lo que se mueve en el escenario
distorsionado de la actual situación libanesa, -sugieren los analistas
locales-, debe ser considerado con objetividad y realismo, tomando en
cuenta los procesos y conflictos que han alimentado los problemas de los
pueblos de Oriente Medio durante décadas.
Detrás del desacuerdo por las nuevas reglas de acceso de los palestinos
al mercado laboral libanés está la cuestión sin resolver del estatus
definitivo de las multitudes de refugiados que encontraron refugio en el
Líbano cuando tuvieron que dejar sus hogares en Palestina. El Líbano se
ha convertido, una vez más, en un lugar de acogida para enormes flujos
de refugiados con motivo del conflicto sirio. Y ahora, en el contexto
creado por la feroz crisis económica que ha empujado a gran parte de la
población libanesa por debajo del umbral de pobreza, los asuntos
pendientes relacionados con la presencia de refugiados palestinos y
sirios en el territorio nacional exacerban los ánimos y ponen en riesgo
incluso los frágiles equilibrios demográficos entre los diferentes
grupos étnicos y religiones en los que se basa la misma identidad
nacional libanesa.
La acogida de refugiados y desplazados que huyen de zonas de guerra, tal
y como señalan los analistas libaneses más lúcidos, debe ejercerse
salvaguardando el tejido nacional, en este momento en el que las
organizaciones internacionales de ayuda que operan en el Líbano ya casi
han cancelado los fondos para los refugiados palestinos, al tiempo que
se reservan unas cantidades per cápita para los refugiados sirios que
ahora superan los ingresos mensuales de una gran parte de la población
libanesa. Un escenario lleno de desequilibrios y conflictos latentes en
el que la perspectiva de “nacionalizar” a los refugiados sirios y
palestinos y estabilizar su presencia en el Líbano implicaría una
distorsión objetiva de la multiforme identidad nacional del Líbano. Sin
embargo, precisamente esta solución, pagada por el Líbano, parece estar
en consonancia al juego de poder regional y mundial que tiene como
objetivo real, aunque no declarado, el de detener nuevos flujos de
refugiados
en Occidente y poner fin para siempre al histórico derecho al retorno de
los refugiados palestinos a sus tierras de origen.