Pekín, CHINA (Agencia Fides, 22/12/2021) - Eliminar los olores mundanos con los que los
sacerdotes se han contaminado en medio de la sociedad y volver al rebaño
para exudar la fragancia del pastor: son las recomendaciones que
monseñor Joseph Shen Bin, obispo de la diócesis de Haimen (Nantong), en
la provincia de Jiangsu, en la China continental, ha dirigido a sus
sacerdotes durante el retiro espiritual en vista de la Navidad. Durante
cuatro días de intenso recogimiento espiritual, del 14 al 17 de
diciembre, los sacerdotes diocesanos han reflexionado y meditado sobre
la vocación sacerdotal, partiendo cada uno de su propia experiencia.
Entre otras cosas han abordado el tema de su relación con Dios, con la
comunidad, con los fieles, con el obispo y con sus hermanos. También han
tratado con franqueza la búsqueda excesiva de dinero, poder y bienestar
físico de algunos sacerdotes. Todas las cuestiones han sido objeto de
discernimiento, en la conciencia de la propia vocación sacerdotal. El
retiro ha sido una recarga espiritual para todos, según los testimonios
de los participantes, que ahora se sienten preparados para empezar de
nuevo con la fuerza recibida de estos intensos días de encuentro con el
Señor, con sus hermanos en el sacerdocio y con su Obispo, Mons. Shen
Bin.
La diócesis de Haimen (Nantong) está situada en la parte oriental de la
provincia de Jiangsu. Recientemente ha celebrado su 95º aniversario de
fundación y también el 95º aniversario de la consagración de su primer
obispo, monseñor Simon Zhu Kaimin, que fue uno de los seis primeros
obispos de origen chino consagrados por el Papa Pío XI en San Pedro el
28 de octubre de 1926, fruto de la intensa labor pastoral de monseñor
Celso Costantini, primer delegado apostólico en China. En sus 30 años de
ministerio episcopal, el arzobispo Simon Zhu construyó 156 iglesias
(casi una en cada pueblo y distrito), así como un hospital, una escuela,
un hogar para ancianos, un orfanato y muchos otros servicios sociales,
como instrumentos de evangelización. En julio de 1931 fundó también la
congregación de las Hermanas de Santa Teresa del Niño Jesús, que hoy
cuenta con una treintena de religiosas activas en parroquias, sanidad y
obras sociales. Ha sido definido como “el apóstol de
Jesús, pilar de la Iglesia”.
Actualmente, este distrito eclesiástico cuenta con más de 30.000 fieles,
repartidos en 24 parroquias, con 15 sacerdotes y unas 20 religiosas.
Hoy, la diócesis de Haimen sigue siendo una de las comunidades más
activas en el campo de la pastoral y la evangelización.