CIUDAD DEL VATICANO (Agencia Fides, 30/12/2021) - Según los datos recogidos por la Agencia Fides, en el
año 2021 fueron asesinados 22 misioneros en el mundo: 13 sacerdotes, 1
religioso, 2 religiosas y 6 laicos. En cuanto a la división continental,
el mayor número se registra en África, donde fueron asesinados 11
misioneros (7 sacerdotes, 2 religiosos, 2 laicos); seguido de América,
con 7 misioneros asesinados (4 sacerdotes, 1 religioso, 2 laicos); Asia,
donde fueron asesinados 3 misioneros (1 sacerdote, 2 laicos); y Europa,
donde fue asesinado 1 sacerdote. En los últimos años, África y América
se han alternado en el primer puesto de este trágico ranking. De 2000 a
2020, según nuestros datos, 536 misioneros fueron asesinados en todo el
mundo.
Desde hace algún tiempo, la lista anual de la Agencia Fides no solo se
refiere a misioneros ad gentes en sentido estricto, sino que trata de
registrar todos los cristianos católicos comprometidos de alguna manera
en la actividad pastoral que murieron violentamente, no expresamente
“por odio a la fe”. Por eso preferimos no utilizar el término
“mártires”, salvo en su sentido etimológico de “testigos”, para no
entrar en el juicio que la Iglesia pueda dar sobre algunos de ellos. De
la misma manera usamos el término “misionero” para todos los bautizados,
conscientes de que “en virtud del Bautismo recibido, todo miembro del
Pueblo de Dios se ha convertido en discípulo misionero. Todo bautizado,
cualquiera que sea su función en la Iglesia y el grado de educación de
su fe, es sujeto activo de evangelización” (EG 120).
“No podían dejar de dar testimonio”
Como lo demuestra la escasa información que se pudo recabar sobre sus
biografías y sobre las circunstancias de su muerte, los misioneros
asesinados no destacaron por sus obras, sino que simplemente daban
testimonio de su fe en contextos de violencia, de conflicto social, de
desigualdad, de explotación y de degradación moral y ambiental, donde la
opresión del más fuerte sobre el más débil es una regla única, sin
ningún respeto por la vida humana, por los derechos y por cualquier tipo
de autoridad. Una vez más, estos sacerdotes, religiosos y religiosas y
laicos fueron conscientes de todo ello. En muchas ocasiones, habían
nacido en esa misma tierra donde morían, por eso, conocían bien donde
estaban, no eran ingenuos. Así, “cuando todo aconsejaba callar,
resguardarse en lugar seguro y no profesar la fe, no podían dejar de dar
testimonio” (Papa Francisco, Budapest, 14 de septiembre de 2021). De
África a América, de Asia a Europa, compartieron la vida cotidiana con
los hermanos y hermanas que tenían cerca, con sus riesgos y temores, su
violencia y sus privaciones, mostrando en pequeños gestos el testimonio
cristiano cada día como semilla de esperanza.
Párrocos asesinados en sus comunidades, en África y América, que
animaban a los fieles a no someterse pasivamente al régimen delictivo,
fueron torturados y secuestrados por delincuentes en busca de riquezas
inexistentes, atraídos por el espejismo de redenciones fáciles o
interesados en silenciar voces incómodas. Sacerdotes dedicados a obras
sociales, como en Haití, asesinados para robarles lo necesario para
realizar tales actividades, o incluso asesinados por aquellos a quienes
ayudaban, como en Francia, o en Venezuela, donde un religioso fue
asesinado por ladrones en la misma escuela donde enseñó a los jóvenes a
construir un futuro. Monjas asesinadas a sangre fría en una emboscada
por criminales en Sudán del Sur. Y muchos laicos, cuyo número va en
aumento: catequistas asesinados en enfrentamientos armados junto con las
comunidades que animaban a Sudán del Sur; jóvenes asesinados por
francotiradores mientras intentaban llevar ayuda a las personas
desplazadas que
huían de los enfrentamientos entre el ejército y las milicias en
Myanmar; una misionera laica brutalmente asesinada para robarle un
teléfono móvil en Perú; un joven que murió en un vehículo reventado por
una mina en República Centroafricana; un catequista indígena, activista
por los derechos humanos, asesinado en México. Todos ellos “no pudieron
dejar de dar testimonio” con la fuerza de su vida entregada por amor,
luchando todos los días, pacíficamente, contra la prepotencia, la
violencia y la guerra.
LINK
Texto completo del especial de Fides
-> http://www.fides.org/es/
Disponible el vídeo sobre los misioneros asesinados en el canal de Youtube de la Agencia Fides -> https://youtu.be/JLCbjN3MJSY