Addis Abeba, ETIOPÍA (Agencia Fides, 14/12/2021) – “Nos encontramos en una situación de
angustiosa espera, todavía no sabemos nada sobre los motivos de la
detención de nuestra hermana, de las otras hermanas y de los diáconos;
su suerte, su salud ni tampoco los lugares donde están detenidos, todo
ello nos es desconocido. Mientras tanto, los días pasan rápidamente y la
preocupación aumenta”. Así lo dice, en declaraciones a la Agencia
Fides, la Madre Raffaella Pedrini, Superiora General de las Hermanas
Ursulinas de Gandino, que no oculta la creciente preocupación que vive
la comunidad, ahora que se cumplen dos semanas de la detención de la
Hermana Abrehet Teserma, maestra del jardín de infancia de Shola, en
Addis Abeba, detenida el pasado 30 de noviembre por las fuerzas
policiales gubernamentales, junto con otras cinco hermanas de las Hijas
de la Caridad de San Vicente y dos diáconos.
“Todos los días hablo con nuestra responsable en Addis Abeba, la hermana
Abrehet Cahasai - prosigue la madre Pedrini -. La última vez fue ayer
por la tarde, domingo 12 de diciembre, pero la respuesta es siempre la
misma. No hay ninguna noticia. A las oraciones de este tiempo de
Adviento, hemos añadido naturalmente las de la liberación de todas las
hermanas y diáconos. Seguimos especialmente la suerte de nuestra hermana
Abrehet Teserma y esperamos poder celebrar la Santa Navidad con ella.
Mientras tanto, no sabemos nada y no queremos especular sobre los
motivos del grave acto, ni sobre los acontecimientos, hasta que sean
claros o consistentes”.
La situación cada vez más alarmante en la que se encuentra todo el gran
país del Cuerno de África, atrapado como está desde hace más de un año
en una terrible guerra que se ha desbordado más allá de las fronteras de
la región de Tigray, en la que se originó a principios de noviembre de
2020, hace aumentar la preocupación por la suerte de los religiosos
detenidos. El primer ministro Abyi, que también ha firmado acuerdos
militares con Rusia y China, ha reforzado su arsenal y ha reconquistado
dos ciudades previamente tomadas por los rebeldes del Frente de
Liberación Popular de Tigray, Dessiè y Komolcha, en la región de Amhara.
Las atrocidades cometidas por el ejército regular y los rebeldes están ahora a la orden del día y las últimas esperanzas están puestas en el cese de la escalada de las contribuciones de la comunidad internacional. En este sentido, los líderes religiosos de la diáspora de Tigray hicieron un llamamiento al Papa a principios de diciembre para que hiciera oír su voz.
“Todavía no nos hemos dirigido directamente a la Santa Sede – concluye
la superiora -, aunque obviamente están siguiendo el caso. También hemos
activado los contactos con la secretaría de la Iglesia Católica en
Addis Abeba para buscar apoyo e intentar obtener noticias, pero incluso
allí es difícil, y actualmente estamos, como en los primeros días, sin
ninguna comunicación. Estamos en contacto permanente con ellos, y
estamos seguros de que están intentando liberar y rescatar a los
diáconos y las hermanas”.