Yambio, SUDÁN DEL SUR (Agencia Fides, 23/12/2021) - “Como la Sagrada Familia, también nosotros
debemos buscar la esperanza; la esperanza en la salvación que nos trae
el nacimiento de Cristo y la esperanza de una vacuna contra el
coronavirus. Esperemos que poco a poco podamos volver a llenar nuestras
iglesias sin ningún temor, que las familias puedan volver a unirse y que
los niños puedan volver a la escuela. Esperamos un 2022 mejor y más
pacífico”, escribe el obispo de la diócesis de Tombura-Yambio, monseñor
Barani Eduardo Hiiboro Kussala en el mensaje enviado por Navidad. “Pese
preocupación en nuestros pueblos durante meses y pese al ruido político y
la violencia, la pandemia nos ha obligado a darnos cuenta de que
estamos creados a imagen y semejanza de Dios y redimidos por el Niño
Salvador. Desde el establo de Belén debemos confiarnos los unos a los
otros como una familia humana”.
“En nuestro estado de Western Equatoria, en nuestra diócesis de
Tombura-Yambio, las cosas han cambiado en comparación con hace un año. A
ello contribuyeron los dramáticos acontecimientos políticos, el aumento de los desplazados internos, la crisis de
refugiados y la violencia intercomunitaria en todo nuestro país. Para
muchos, la vida ha cambiado”, lamenta el obispo en su mensaje.
Según un informe reciente, las precarias condiciones de vida están
empeorando. El arzobispo Hiiboro dice que casi la mitad de los
vecindarios del condado se encuentran en peor situación con respecto a
hace cinco años. “Al celebrar el nacimiento de Jesús, se nos da una
confianza renovada en el poder de la bondad y el amor y nos anima a
mostrar y a compartir esa bondad y amor durante todo el año. Todos
podemos contribuir a llevar la paz al mundo y los buenos deseos para
todos”.
En referencia a la pandemia, el obispo destacó la preocupación por la
aparición de la variante ómicron del virus y su rápido crecimiento e
instó al gobierno a reintroducir algunas reglas como el uso obligatorio
de mascarillas quirúrgicas en la mayoría de los ambientes interiores.
“En el caso de los lugares de culto, cada iglesia debe implementar las
precauciones adicionales que desean tomar en función de su propia
evaluación de riesgos. Todos son conocidos y amados individualmente por
Dios y, como miembros de un cuerpo, estamos llamados a ser responsables
los unos de los otros, respetando a los más vulnerables cuyo sufrimiento
es nuestro sufrimiento (1 Co 12, 12-27)”.
“Que Dios nos bendiga con buena salud, un espíritu renovado y una
verdadera realización y respeto por la humanidad de nuestro prójimo en
2022. ¡Nuestra esperanza está en la realización de que Christus natus
est!”, concluye el obispo.