Ciudad de México, MÉXICO (Agencia Fides 13/12/2021) – La Red Clamor, la red eclesial
latinoamericana y caribeña de migración, desplazamiento, refugio y trata
de personas, junto con la Dimensión Episcopal de Movilidad Humana de la
Conferencia Episcopal Mexicana, solicita al gobierno mexicano que
“proponga mecanismos de regularización migratoria para las personas
migrantes, con el fin de salvaguardar tanto sus vidas como su dignidad,
durante su tránsito por territorio mexicano, evitando así hechos tan
lamentables como los ocurridos en Chiapas”.
La tragedia en carretera, provocada por el choque de un camión en el que
viajaban los migrantes contra un muro, ha ocurrido el 9 de diciembre en
el estado mexicano de Chiapas. En el accidente han perdido la vida más
de cincuenta personas migrantes y desplazadas y otras 100 han resultado
heridas también graves. Todo esto es el “resultado de políticas
migratorias cada vez más inhumanas”, subraya la declaración recibida en
la Fides, citando el Servicio mexicano de los jesuitas para los
refugiados. Los migrantes provenían de varios países de América Latina y
se dirigían hacia Estados Unidos, entre ellos había hombres, mujeres,
niños, niñas y adolescentes.
“No queremos que las cifras de migrantes, víctimas de la cultura del
descarte y sometidas a diversas formas de violencia, sigan aumentando en
el mundo – subraya la declaración -. Es momento de que los gobiernos y
la sociedad civil seamos capaces de acoger, proteger, promover e
integrar a las personas migrantes, refugiadas, desplazadas y víctimas de
trata”. Por último recordando las palabras del Papa Francisco, la Red
Clamor, expresa su profundo dolor y tristeza por las víctimas, desea una
pronta recuperación a las personas heridas y manifiesta toda la
cercanía y consuelo para sus familias.
En nombre del Santo Padre Francisco, el Cardenal Secretario de Estado, Pietro Parolin, envió un telegrama al Arzobispo de Tuxtla Gutiérrez (México), Su Excelencia Mons. Fabio Martínez Castilla, en el que expresa el dolor del Papa, su cercanía a las familias de las víctimas, ofreciendo oraciones de sufragio por los fallecidos y por la pronta recuperación de los heridos.
Sólo unos días antes del accidente, el 6 de diciembre, los obispos
mexicanos habían lanzado un “Llamamiento urgente al Gobierno de México” en el que denunciaban, una vez más, la dramática
situación de los migrantes en Tapachula, Chiapas: hacinamiento,
retrasos en los trámites, acoso y abusos por parte de las autoridades
locales y federales, a lo que añadían “la desesperación y los brotes de
violencia ante las numerosas promesas incumplidas del Gobierno federal”.