jueves, 30 de septiembre de 2021

El valor de la vida y la dignidad de la persona humana son un fundamento esencial e irrenunciable de la vida en la sociedad

Santiago, CHILE (Agencia Fides, 30/09/2021) – “El valor de la vida y la dignidad de la persona humana son un fundamento esencial e irrenunciable de la vida en la sociedad” reiteran los obispos chilenos tras la aprobación, en la Cámara de Diputados y Diputadas, de la idea de legislar el proyecto de ley que despenaliza el aborto hasta las 14 semanas de gestación.
 

En la nota lanzada por el Comité permanente de la Conferencia Episcopal Chilena al día siguiente de la aprobación, los obispos “lamentan profundamente esta decisión y reafirmamos, ante la opinión pública, valores esenciales que en este tema están en juego”. Citando al papa Francisco, recuerdan que “la defensa de la vida por nacer está íntimamente ligada a la defensa de cualquier derecho humano” (EG 213), por lo que “el primero de los derechos humanos es el derecho a la vida, que ha de ser respetada desde la concepción hasta la muerte natural”.
 

Sobre el inicio de la vida en el momento de la fecundación, los obispos ya se pronunciaron en 2015, y en esta ocasión reiteran que “el respeto incondicional a la vida humana debe guiar cualquier consideración ética, legislativa, humana y sanitaria ante la realidad de un embarazo no deseado” evidentemente reconocen que hay situaciones humanas complejas, y a veces dramáticas, que pueden surgir de un embarazo, pero nada de ello se soluciona “con la eliminación deliberada de un ser humano indefenso e inocente”. La sociedad está llamada a ocuparse de los más débiles, a los que hay que tratar siempre en virtud de su dignidad, y desde luego no a encontrar soluciones a los problemas mediante la violencia. Además, los obispos también recuerdan que las leyes a favor del aborto inicialmente se consideran una excepción, sólo en casos especiales, pero “la experiencia nos dice que se termina afirmando un “derecho al aborto” y la primacía de los derechos sexuales y reproductivos de la mujer, ignorándose del todo la existencia y los derechos de otro ser humano” y se llega así a la creación de “una mentalidad contraria a la vida de la persona engendrada, como si el niño fuera una cosa o un enemigo, y no un ser humano, maravilloso don de Dios”. 


En su conclusión, los obispos recuerdan a los católicos que “la inmoralidad del aborto se encuentra entre las enseñanzas constantes de la Iglesia”, y citan al Papa Juan Pablo II, que definió el aborto como “un desorden moral grave, en cuanto eliminación deliberada de un ser humano inocente" (EV 62). Finalmente, invocan al Señor para que ilumine “la conciencia y los corazones de quienes deben tomar decisiones en favor del bien común, para que defiendan siempre a los más vulnerables”.