miércoles, 29 de septiembre de 2021

Mensaje de los Obispos: no hagáis descarrilar el proceso de paz

Juba, SUDÁN DEL SUR (Agencia Fides, 28/09/2021) - "Condenamos sin reservas el asesinato, el 16 de agosto, de nuestras queridas hermanas del Sagrado Corazón, Mary Daniel Abbud y Regina Roba, y de sus acompañantes en la carretera Juba-Nimule. Y aunque pedimos el perdón y la reconciliación, también exigimos que los asesinos sean identificados y llevados ante la justicia. Ya no podemos aceptar que se hable genéricamente de "pistoleros desconocidos"; la comunidad local suele saber quiénes son los asesinos, pero siempre consiguen salir impunes". En un mensaje valiente y sincero, los obispos católicos de Sudán del Sur hacen un llamamiento a las autoridades políticas para que intervengan y garanticen la justicia y continúen sin demora el camino hacia la paz que se inició con la firma del ‘Revitalsed Accord’ hace exactamente tres años.
 

En la Carta emitida por los obispos al término de la Asamblea celebrada en Juba los días 14 y 15 de septiembre, y recibida por la Agencia Fides, se afirma: "Rechazamos los intentos de utilizar esta tragedia para hacer descarrilar el proceso de paz. Nuestro país está oficialmente en paz, pero hay muchos de nuestros conciudadanos que sufren la violencia a diario. Mientras escribimos, la gente está siendo asesinada o forzada a huir en la zona de Tombura y en el resto de Equatoria Occidental, así como en otras zonas, y muchos viven aterrorizados en los campos de la ONU. Queremos recordar al gobierno que es su deber proporcionar seguridad al pueblo, pero al mismo tiempo nos vemos obligados a implorarle que no cree más violencia utilizando el aparato de seguridad”.
 

Representantes de la fe cristiana han pagado en persona por su testimonio de fe en Sudán del Sur. Los obispos mencionan algunos de los últimos ataques violentos sufridos por hombres, mujeres y bienes de la Iglesia católica. Entre ellos, el obispo de Rumbek, monseñor Christian Carlassare, gravemente herido en una emboscada el pasado mes de abril, la hermana Veronika Racková, asesinada en Yei en 2016, Juliano Ambrose Otwali, asesinado el pasado mes de noviembre, o el padre jesuita keniano Victor Odhiambo, asesinado en Rumbek en 2018. La lista también incluye incidentes de destrucción de locales y señala la imposibilidad de muchos misioneros de llevar a cabo actividades pastorales y sociales.
 

Los obispos también expresan su decepción por los retrasos en el cumplimiento de las obligaciones contraídas en presencia del Papa en abril de 2019, cuando, convocados por el Papa Francisco, los líderes políticos se comprometieron -sellados con el beso de los pies por el Pontífice- a buscar la paz. “El gesto del Papa nos conmovió profundamente, fue una verdadera bendición. Pero hay que constatar con tristeza que ese beso evidentemente no les movió lo suficiente hacia un compromiso para demostrar su verdadero deseo de paz: la violencia, de hecho, sigue presente. Rezamos para que encuentren en su interior la fuerza para tomar las decisiones necesarias para llevar la paz a nuestro pueblo que sufre”.
 

La carta recuerda al gobierno su responsabilidad de “crear un entorno económico que garantice los servicios esenciales” a los ciudadanos y también se dirige al Presidente: “Aconsejamos al Presidente que trabaje con diligencia para mejorar la economía, como ha prometido”.
 

Constatando la falta de infraestructuras, la expropiación de tierras, el desprecio de los derechos humanos, los Prelados piden con fuerza una solución no violenta a los numerosos problemas siguiendo los dictados del mensaje del Papa Francisco con motivo de la Jornada Mundial de la Paz 2017: “La no violencia: un estilo de política para la paz”. El mensaje señala que, ante la lentitud de la aplicación del Acuerdo de Revitalización, la Iglesia ofrece una vez más su contribución en la búsqueda de la paz y la justicia, ya que “desea implicarse más en el proceso de paz”.


En el documento, la Iglesia se sitúa sobre todo en la defensa de los derechos de la población afectada por la pobreza, las catástrofes naturales y los conflictos. El texto concluye: “Rezamos por todos vosotros en estos momentos difíciles y queremos animar a todos nuestros fieles y personas de buena voluntad, especialmente a nuestras hermanas y hermanos de otras confesiones cristianas y otras religiones, a ser fuertes en la fe y la esperanza y a seguir trabajando por la paz y la justicia”.