Port Moresby, PAPÚA NUEVA GUINEA (Agencia Fides, 06/12/2021) – “Desde sus inicios en Papúa Nueva Guinea y en las Islas Salomón, la Iglesia católica ha contribuido a la mejora de la sociedad, iluminándola con la luz de la Buena Nueva de Jesucristo, denunciando las prácticas culturales destructivas como la brujería, la poligamia, la guerra y el homicidio femenino, y promoviendo servicios sociales, educativos y sanitarios para todos sin discriminación”. Así se lee en la Carta Pastoral para el año 2022 escrita por los Obispos de ambos países en relación con el contexto de caos y protestas contra el gobierno degenerado en la capital de las Islas Salomón, Honiara.
En el texto, titulado «Sal y luz: la Iglesia católica y la sociedad»,
los obispos destacan los esfuerzos realizados hasta ahora a la luz del
Evangelio en relación con la crisis de los refugiados, la pandemia, la
corrupción, la pena de muerte, el aborto y la brujería, la violencia,
así como la modificación de la Constitución para declarar a Papúa Nueva
Guinea Estado confesional, y cómo los cristianos deben responder a estos
desafíos utilizando los principios del Evangelio.
A este proceso -escribe el P. Giorgio Licini, PIME, Secretario General
de la Conferencia Episcopal de Papúa Nueva Guinea e Islas Salomón, en la
nota recibida por la Agencia Fides- le siguen tres años de reflexión y
promoción de la vocación de los laicos para animar a todos a un cambio
real en la vida cotidiana. “Si bien es cierto que la violencia es
siempre una fuente de sufrimiento, los líderes políticos deberían
entender más que nunca que el bien común es el bien de todos, incluidas
las minorías, los grupos y los individuos desfavorecidos”.
“Al acercarse la Navidad, dirigimos nuestros pensamientos y oraciones,
en particular a los que lo perdieron todo en los recientes incendios de
Honiara, a las mujeres y niños torturados en las tierras altas de Papúa
Nueva Guinea y en otros lugares debido a acusaciones insensatas de
brujería, a las víctimas de COVID -19 y a sus familias, a los jóvenes
abandonados a su suerte. También tendrán una triste celebración de la
Navidad - añaden los obispos -, el centenar de solicitantes de asilo y
refugiados en Port Moresby”.
Sin embargo, los obispos no dejan de enviar un mensaje de esperanza para
las próximas fiestas. “Con todos estos focos de sufrimiento entre
nosotros y la imparable pandemia, es difícil desear una Navidad de
alegría y felicidad – escriben -. Sin embargo, lo hacemos en nombre de
la Conferencia Episcopal de Papúa Nueva Guinea y las Islas Salomón, ya
que el débil niño en el pesebre ha demostrado ser la fuente más poderosa
de esperanza, ánimo y fortaleza”.