martes, 18 de mayo de 2021

Las palabras del Papa resuenan en Myanmar: una bendición para la nación

Yangon, MYANMAR (Agencia Fides, 17/05/2021) - “Las palabras de cercanía del Papa Francisco, tan fuertes y claras, con ese mensaje 'No pierdan la esperanza', son un estímulo especial para toda la gente que sufre en Myanmar. Nos sentimos llamados a permanecer fieles al Evangelio incluso a riesgo de nuestras vidas. Agradecemos sinceramente al Santo Padre porque lleva en su corazón el destino de nuestra nación”: así lo afirma a la Agencia Fides Joseph Kung Za Hmung, líder laico católico, director de “Gloria News Journal”, periódico católico birmano en la web. Expresando el sentir del pueblo birmano que ha seguido gracias a los canales de la web y las redes sociales la Santa Misa celebrada el domingo 16 de mayo en San Pedro por el Papa Francisco, dedicada a los fieles de Myanmar que viven en Italia.
 

Según la información de la Agencia Fides, miles de fieles católicos se han conectado y seguido en directo vía web el evento en San Pedro a través de las plataformas de Youtube y Facebook. “Los fieles birmanos están sorprendidos e incluso conmovidos: nunca habríamos imaginado poder escuchar palabras y sonidos de nuestra tierra proclamados en la Basílica. Nos sentimos realmente en el corazón de la Iglesia universal. Gracias al Papa por su profunda humanidad. Hemos sentido la profunda comunión con la Iglesia universal”, señala Za Hmung a la Agencia Fides.


Entre las anécdotas podemos destacar en particular la de una mujer de Banmaw que ha podido ver a su hermano, un sacerdote birmano que estudia en Roma, leer el Evangelio durante la celebración eucarística. Y expresando su gran alegría, ha dicho: “Esto es una auténtica bendición de Dios para nuestra familia y todo nuestro pueblo”.


Hablando en nombre de los obispos, sacerdotes y religiosos y de todos los católicos birmanos, el cardenal Charles Maung Bo ha expresado su profunda gratitud, diciendo “gracias al Santo Padre por sus oraciones y porque lleva a nuestro querido pueblo en su corazón”. A la Santa Misa han asistido también ciudadanos no cristianos que aprecian mucho la oración especial del Papa y su atención a la nación, todavía sacudida por la represión militar. 


El Papa ha pedido a los fieles, en Myanmar y en el extranjero, que custodien la fe, la unidad y la verdad: “Custodiar la fe - ha subrayado el santo Padre -, es mantener la mirada en alto, hacia el cielo, mientras sobre la tierra se combate y se derrama sangre inocente. Es no ceder a la lógica del odio y de la venganza, sino permanecer con la mirada puesta en ese Dios de amor que nos llama a ser hermanos entre nosotros”.


“Custodiar la verdad - ha continuado el Pontífice - no significa defender ideas, convertirnos en guardianes de un sistema de doctrinas y de dogmas, sino permanecer unidos a Cristo” porque Él es “la verdad”. “Cuidar la verdad significa ser profetas en todas las situaciones de la vida” y ser testigos: “el Evangelio - ha explicado el Papa en la homilía - nos pide estar en la verdad y para la verdad, dando la vida por los demás. Y donde hay guerra, violencia y odio, ser fieles al Evangelio y constructores de paz significa comprometerse, también a través de las decisiones sociales y políticas, arriesgando la vida. Sólo así las cosas pueden cambiar. El Señor no necesita gente tibia, nos quiere consagrados a la verdad y a la belleza del Evangelio, para que podamos testimoniar la alegría del Reino de Dios también en la noche oscura del dolor y cuando el mal parece más fuerte".


Además, el Papa Francisco ha lanzado un llamamiento a la fraternidad, contra toda división: “Cuánta necesidad hay, sobre todo hoy, de fraternidad. Sé que algunas situaciones políticas y sociales son más grandes que ustedes, pero el compromiso por la paz y la fraternidad nace siempre de la base. Cada uno, en lo pequeño, puede hacer su parte. Cada uno, en lo pequeño, puede comprometerse a ser constructor de fraternidad, a ser sembrador de fraternidad, a trabajar en la reconstrucción de lo que se ha roto, en vez de alimentar la violencia. Estamos llamados a hacerlo, también como Iglesia. Promovamos el diálogo, el respeto por el otro, la custodia del hermano, la comunión”.


Y para concluir a dicho: “Jesús reza e intercede por todos nosotros, para que nos cuide del maligno y nos libere del poder del mal”. Pidiendo a todos que “Por favor, no pierdan la esperanza”.