Manzini ESWATINI (Agencia Fides 17/06/2021) - El pequeño estado africano de Eswatini,
conocido hasta 2018 como Suazilandia, está situado en el sur de África,
en el flanco oriental de las Montañas del Dragón, y limita con
Mozambique al este y con Sudáfrica al norte, oeste y sur. Habitualmente
tranquila, la monarquía se ha visto sacudida en las últimas semanas por
unas protestas populares sin precedentes, que han derivado en violencia
con daños a personas y bienes, dejando muertos y heridos. Se han
producido numerosas detenciones por parte de la policía que ha reprimido
las manifestaciones, mientras se multiplican los llamamientos al
diálogo para superar la crisis. Según los
últimos informes de los medios de comunicación, el rey Maswati III ha
nombrado un nuevo primer ministro.
La Iglesia católica está presente con una sola diócesis, sufragánea de
Johannesburgo, que tiene una población de 1.046.000 habitantes y 56.000
católicos. El obispo de la única diócesis del país, que tiene su sede en
Manzini, Su Exc. Monseñor José Luis Gerardo Ponce de León, IMC, ha
concedido una entrevista a la Agencia Fides que le ha realiado algunas
preguntas sobre la situación y la realidad eclesial.
- Excelencia, ¿cuáles son las causas que han llevado a esta crisis y qué esperanza hay para el futuro?
Creo que la respuesta a esta pregunta es precisamente la que guiará el
futuro. El Consejo de Iglesias Cristianas de Suazilandia, creado en 1976
y del que somos fundadores junto con las iglesias anglicana y luterana,
en su documento entregado al primer ministro nos pidió específicamente
que reflexionáramos sobre lo que nos ha llevado a esta crisis.
Algunos pueden optar por culpar a un pequeño grupo de personas (locales o
extranjeras) de generar esta violencia, otros a la crisis social
provocada por Covid-19, otros al contraste entre el estilo de vida de la
familia real y el del resto de la población, otros a la violencia
policial o a la falta de libertad para expresar las opiniones... Hay una
combinación de elementos que han llevado a esta crisis. Aunque soy
obispo de Manzini desde hace siete años y medio, lo que no es mucho
tiempo, entiendo que ésta es la crisis más grave que se recuerda y nadie
debe esperar respuestas rápidas.
La palabra elegida para expresar el camino a seguir ha sido “Diálogo”.
Desde el comienzo de la crisis, el Consejo de Iglesias Cristianas se ha
reunido con diferentes grupos para entender cómo debe celebrarse este
diálogo, quién debe facilitarlo, cuáles son las diferentes condiciones
previas. También ha llegado una misión enviada por la SADC, pero hasta
ahora no sabemos cuál es su plan de acción.
- ¿Puede hablarnos de la realidad de la Iglesia católica en Eswatini, su compromiso y su dimensión misionera?
Los primeros cuatro misioneros católicos llegaron a lo que entonces era
Suazilandia en 1914. Somos una pequeña presencia de alrededor del 5% de
la población con 17 parroquias y más de 100 capillas. Somos conocidos
por nuestro servicio social a esta nación - con 60 escuelas, un
hospital, un hospicio, 7 clínicas -, por nuestro compromiso contra la
trata de personas y por ser un espacio seguro para el diálogo, entre
otras iniciativas.
Cuando el Papa Francisco nos invitó a celebrar un Mes Misionero
Extraordinario en octubre de 2019, optamos por continuarlo durante todo
el año, prácticamente nunca lo hemos clausurado tras la pandemia, para
profundizar en la dimensión misionera de nuestra Iglesia local.
He recibido con gran alegría la invitación del Papa Francisco a escuchar
a todos para preparar el Sínodo de 2023, porque es exactamente lo que
necesitamos ahora. Queremos reflexionar juntos sobre cómo ser Iglesia
aquí, en este contexto, donde somos la única diócesis católica de esta
nación.
- ¿Qué papel puede desempeñar la Iglesia en esta crisis?
El país cuenta con tres organismos cristianos que agrupan a las Iglesias
cristianas: la Liga, la Conferencia y el Consejo de Iglesias. Incluso
antes de que comenzara esta crisis, el Consejo de Iglesias de
Suazilandia pidió una cita con el primer ministro para presentarle
nuestras preocupaciones. Temíamos que pronto se produjera la violencia.
De hecho, nos reunimos con él el mismo día en que se produjeron los
disturbios y nos ofrecimos a ponernos en contacto con todas las partes
interesadas posibles y a ayudar al gobierno a entender lo que se
necesita en estos momentos. Como Consejo, queremos seguir siendo un
organismo independiente, capaz de escuchar a todos para tender puentes.
Estamos agradecidos al Papa Francisco que haya rezado por nosotros en el
Ángelus del domingo 4 de julio, antes de entrar en quirófano. La
nuestra es una pequeña nación entre dos grandes naciones, Sudáfrica y
Mozambique, que es poco conocida. Necesitamos las oraciones de todos
para poder discernir la voluntad de Dios en este tiempo de crisis
nacional.