Abiyán, COSTA DE MARFIL (Agencia Fides 04/11/2021) - Hay un refrán africano que dice: “Sobre la vieja estera es donde nos sentamos a tejer la nueva” que quiere decir que en el centro de nuestras historias, nuestras culturas africanas encuentran a veces respuestas adecuadas a los grandes problemas a los que nos enfrentamos. A partir de esta reflexión, el misionero marfileño Padre Donald Zagore, sacerdote de la Sociedad para las Misiones Africanas (SMA), ha comentado con la Agencia Fides los últimos acontecimientos de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático 2021 que se está celebrando en Glasgow (Cop 26).
«Una de las riquezas, por ejemplo, de la cultura africana es su
educación para preservar la selva cubriéndola de sacralidad. La historia
de los bosques sagrados no era sólo un mito, sino un verdadero arte
cultural con fines educativos y morales para su protección - explica el
misionero desde Abiyán -. La idea del bosque como algo sagrado remite a
la idea del bosque como santuario, es decir, un lugar inviolable, que
debe ser tratado con deferencia, veneración y amor»
«Un valor que también comparte con la cultura europea a través de su
arte filosófico. Autores como Spinoza, con su panteísmo, veían en el
orden de la naturaleza una presencia efectiva de Dios. Chateaubriand
definió el bosque como los primeros templos de la Divinidad. Estos días
el Primer Ministro del Reino Unido, Boris Johnson, que preside la
Conferencia hasta el 12 de noviembre de 2021, no ha dudado en calificar
los bosques como catedrales de la naturaleza».
P. Zagore sostiene que en un momento en el que más de un centenar de
países se han comprometido a luchar contra el calentamiento global con
el objetivo de frenar la deforestación de aquí a 2030, «es necesario no
endiosar el bosque, sino hacer nacer en el corazón de los hombres y
mujeres ese deseo de lo sagrado respecto a la naturaleza en general y al
bosque en particular, moderando su explotación material en beneficio de
los intereses económicos. Situar lo sagrado en el centro de la creación
permitiría al hombre recordar su verdadero papel en la creación: el de
administrador y no el de dueño y señor de la naturaleza».