Guayaquil, ECUADOR (Agencia Fides, 17/11/2021) – “Es importante que la conciencia social de
un pueblo reflexione sobre la situación y no nos conformemos con decir
que el gobierno es el responsable del orden en las cárceles, si puede
ser responsable pero ello no nos quita a todos, a que asumamos también
como ciudadanos nuestra responsabilidad”. Así lo comenta Mons. Rafael
Cob Garcia, Vicario apostólico de Puyo, tras los nuevos hechos de
violencia ocurridos el fin de semana en la cárcel de Guayaquil, donde,
subraya, “vuelve a repetirse la matanza entre presos de bandas que esta
vez se salda con 68 muertos y 25 heridos”.
Para el obispo, todos los ciudadanos están llamados a preguntarse qué
estamos haciendo para que haya menos presos en las cárceles, menos
violencia en las calles y en las familias, menos drogas entre los
jóvenes y los adultos, en las escuelas y en las calles, más prevención
del consumo de drogas y más educación en valores para los jóvenes y los
niños.
El drama de la violencia reiterada en las cárceles ha sido condenado en varias ocasiones por la Iglesia local: el Consejo Presidencial de la Conferencia Episcopal emitió un comunicado titulado "¡Cese la violencia!" tras los trágicos sucesos ocurridos en la cárcel de Guayaquil, donde el 30 de septiembre murieron 116 reclusos y otros 80 resultaron heridos en tiroteos entre bandas rivales dentro de la prisión.
Monseñor Cob denuncia “esta violencia que no acaba en las cárceles del
Ecuador y concretamente la de Guayaquil, donde el control de la misma no
lo tiene la policía en su interior sino los propios presos”, y la causa
que todos coinciden “es el narcotráfico, que mueve a las bandas rivales
existentes dentro y fuera de la cárcel”. “Violencia inhumana y sádica, –
prosigue -, se apodera de las mentes de delincuentes y reos, violencia
que rebasa todos los límites que el ser humano puede imaginar y la raíz
de esa violencia ¿cuál es? El dios dinero que mueve los hilos de tanta
gente de todos los estratos sociales, ricos y pobres. No entendemos cómo
se puede llegar a estos extremos y que un gobierno no pueda hasta hoy
cortar y parar esta violencia, que tanto dolor y muerte está produciendo
en nuestro país”.
El Vicario apostólico de Puyo subraya en su discurso recibido en la
Agencia Fides, que “cuando el ser humano ha perdido la conciencia de no
respetar el primer derecho sagrado, como es la vida humana de un ser
semejante a él, cuando se ve al otro como el enemigo al que hay que
odiar y eliminar porque amenaza mi territorio”, en ese momento se
enciende la espiral de violencia, como un fuego que parece imposible
apagar. “El problema es grave para el gobierno y para todo el país”
reitera el obispo, pidiendo la aplicación de políticas estatales “con
urgencia y prioridad por encima de otros problemas económicos o
sociales, la vida y la paz es lo primero para la vida de un pueblo”.
“Nadie dijo que era fácil luchar contra el mal, y más cuando este mal
está envuelto por la coraza del narcotráfico” señala el Obispo, que
invita a la gente a pensar en las consignas gritadas en las marchas y
protestas, para que no se queden “gritos al aire”. Cita por ejemplo el
eslogan “¡el pueblo unido jamás será vencido!” porque de ello debe nacer
el compromiso “de cuidarnos unos a otros, diciéndonos los peligros que
corremos cuando nos metemos por caminos que llevan a la violencia y a la
muerte”, no permitiendo el soborno y la corrupción y denunciando cuando
son violadas las leyes en contra del abuso y los derechos de los más
vulnerables. “Que Dios, que nos juzgará a todos si le hemos amado en el
prójimo – concluye -, nos de la sabiduría y la fortaleza para no pasar
indiferente ante el que sufre violencia. Eso es asumir compromiso social
en defensa de la vida y el bien común”.