Beirut, LÍBANO (Agencia Fides, 08/11/2021) – “Frente a los planes perseguidos por quienes
quieren borrar del escenario de Oriente Medio la fisonomía única e
inigualable del Líbano, la única respuesta eficaz sigue siendo la de
volver a las ‘raíces’ fundadoras de la nación libanesa, inspirándose en
ellas y con criterios para afrontar la crisis sistémica que atenaza al
País de los Cedros”. Esta es la ‘línea’ propuesta por el cardenal
Béchara Boutros Raï, patriarca de Antioquía de los maronitas, en su
discurso de presentación de hoy lunes 8 de noviembre, en la apertura de
la Asamblea de Patriarcas y Obispos Católicos del Líbano.
El encuentro, acogido por la sede patriarcal maronita de Bkerkè, ha
contado con la presencia, además del cardenal Raï, de otros tres
patriarcas católicos orientales (el melquita Youssef Absi, el sirio
católico Ignace Youssif III Younan y el recién elegido patriarca armenio
católico Raphaël Bedros XXI Minassian), así como de numerosos obispos y
superiores generales de los distintos grupos eclesiales católicos
presentes en el Líbano.
En su discurso de apertura, el cardenal maronita ha resumido los
factores constitutivos del marco institucional que caracterizan y
protegen la singularidad del Líbano en la historia contemporánea. En
primer lugar, el Patriarca Raï ha destacado la distinción original entre
las instituciones político-estatales y las dinámicas confesionales,
que, aunque de forma paradójica, ha garantizado el pluralismo y la
diversidad como características de la convivencia libanesa.
El Patriarca ha subrayado que el principio de pertenencia a una nación
común prevalece sobre las divisiones sectarias y debe reafirmarse para
que el Líbano no se hunda en las arenas movedizas del sectarismo. El
Pacto Nacional de 1943, citado por el Patriarca en su discurso, selló la
historia del Líbano moderno, reconociendo que el “estatus de
neutralidad” representa una especie de código de identidad de la nación
libanesa desde sus inicios. Desde ese Pacto, el Líbano se ha
comprometido con una política de neutralidad y no alineamiento, basada
en los siguientes principios: ninguna protección, ningún protectorado,
ningún privilegio o lugar privilegiado a disposición de ningún país, ya
sea del Este o del Oeste, sino un estatus de patria soberana, libre y
plenamente independiente.
El Patriarca ha continuado diciendo que la "fórmula libanesa", que prevé
el reparto de los altos cargos institucionales y políticos entre
cristianos, chiíes y suníes, es también una codificación ejecutiva del
Pacto Nacional. Este reparto no está condicionado por los posibles
cambios en la composición demográfica del país.
Sólo la fidelidad a estos rasgos genéticos de la historia libanesa
puede, según el Patriarca maronita, garantizar la continuidad de la
experiencia histórica libanesa, con todas sus preciosas "anomalías".
Haberse desviado de esas directrices está en el origen de la crisis que
agobia al sistema-país. Y ahora - señala el cardenal libanés -, hay
intentos cada vez más descarados de aprovechar el último año del mandato
presidencial de Michel Aoun como Jefe de Estado y la delicada temporada
preelectoral para ‘borrar’ al Líbano y sabotear sus relaciones
fraternales con otras naciones árabes. Se trata de un escenario
inquietante, ante el cual -señala el Patriarca- todos los que se
preocupan por la continuidad de la nación libanesa deben reaccionar de
forma unida, sin dividirse.
Entre las numerosas urgencias políticas y sociales que asedian al
Líbano, el Patriarca Raï se ha centrado en la última parte de su
discurso en la crisis del sistema escolar libanés, y en particular en el
estado de especial sufrimiento de las escuelas cristianas, columna
vertebral de toda la oferta educativa nacional. “La trágica situación
económica – ha dicho el cardenal libanés -, hace imposible que la
mayoría de las familias puedan pagar las cuotas escolares. Como
resultado, las escuelas católicas se están hundiendo en la deuda, sin
encontrar ningún apoyo de las instituciones políticas nacionales. Esta
deriva está destinada a tener consecuencias negativas a largo plazo en
las jóvenes generaciones libanesas, cada vez más condicionadas por los
procesos de manipulación de masas que operan a través de los medios de
comunicación social”. De este modo – ha concluido el Patriarca maronita
-, se corre el riesgo de erosionar para siempre la herencia de
dedicación al servicio de la nación que representa la obra de las
escuelas católicas, que Juan Pablo II, en su exhortación apostólica "Una
nueva esperanza para el Líbano" (10 de mayo de 1997), invitó a
preservar como elemento precioso de la misión de la Iglesia en el
Líbano.