Bagdad, IRAK (Agencia Fides, 17/11/2021) - Si no se sale pronto del caos en el que está
sumida la nación iraquí tras las elecciones generales de octubre, "el
país tendrá que enfrentarse a ‘lo peor’, y todos sabemos que Irak no
puede soportar más”. Así lo dice el Patriarcado caldeo en un mensaje
emitido el martes 16 de noviembre, en el que pide además a todos los
componentes nacionales que dejen de lado el comportamiento perverso y
eviten arrastrar hacia el abismo a una nación agotada por décadas de
guerras y conflictos. La propuesta planteada en el llamamiento del
patriarca es la de un "diálogo nacional sincero y valiente", en el que
participen todos los actores nacionales -líderes políticos, pero también
intelectuales y religiosos- interesados en garantizar la fiabilidad del
proceso electoral y el respeto de los resultados de las urnas. “Sólo
siguiendo este camino”, se lee en el mensaje difundido por los canales
de comunicación oficiales de la Iglesia
caldea, “será posible alcanzar una solución aceptable de acuerdo con la
constitución y la ley iraquíes, para acelerar la formación de un
gobierno nacional capaz de corregir el rumbo, luchar contra la
corrupción, proteger la soberanía y la unidad del país y salvaguardar la
seguridad y la dignidad de los iraquíes”.
Las elecciones parlamentarias iraquíes celebradas el 10 de octubre
supusieron el crecimiento del Partido Sadrista, dirigido por el líder
chií Muqtada al Sadr, que habría obtenido 73 de los 329 escaños de la
nueva asamblea parlamentaria, y una clara derrota del bloque de Al
Fatah, considerado cercano a las milicias chiíes proiraníes de Hashd
Shaabi, que habría obtenido sólo 15 escaños frente a los 48 que
controlaban en el anterior parlamento los grupos que ahora forman parte
de la coalición. Sólo el 41% de las personas con derecho a voto
acudieron a las urnas, la cifra más baja de las seis elecciones
parlamentarias celebradas en Irak desde 2003, tras el fin del régimen de
Saddam Hussein.
Desde que se filtraron los primeros rumores en los medios de
comunicación sobre el resultado de la votación, los líderes del bloque
de Al Fatah se han negado a reconocer los resultados de las elecciones,
invitando a sus partidarios a salir a la calle. En Bagdad, los
manifestantes mantuvieron barricadas en la "Zona Verde" -un área donde
se concentran las oficinas gubernamentales y las embajadas- y acusaron a
la comisión independiente de falsificar los resultados. Está en marcha
el recuento de papeletas en algunas circunscripciones, donde se han
presentado recursos basados en documentación fiable. El 5 de noviembre
se produjeron fuertes enfrentamientos entre las fuerzas de seguridad y
los manifestantes de Al Fatah que habían intentado entrar en la Zona
Verde. Según fuentes médicas, los enfrentamientos dejaron dos muertos y
125 heridos. Luego, el 7 de noviembre, la residencia del primer ministro
iraquí, Mustafá al Kadhimi, fue devastada por un ataque con un drone.
Afortunadamente, la operación terrorista no causó víctimas, pero corrió
el riesgo de sumir al país en el caos de una guerra civil, reabriendo el
enfrentamiento directo entre suníes y chiíes. Desde el principio, se
lanzaron acusaciones más o menos veladas sobre la paternidad del
atentado contra las milicias chiíes proiraníes presentes en el país.
Esta hipótesis también fue rebatida por analistas que no son sospechosos
de tener simpatías pro-iraníes, como el periodista israelí Zvi Bar-el,
que señaló en Haaretz que "los enfrentamientos violentos no sirven a los
intereses de Teherán, que ahora intenta construir una coalición
política proiraní para formar gobierno". Esto parece anular la razón de
ser del intento de asesinato [del primer ministro al Kadhimi por parte
de las milicias chiíes, ed], a menos que el objetivo fuera desencadenar
una guerra civil o, al menos, enfrentamientos violentos a nivel
nacional, que pudieran facilitar la formación de un
gobierno provisional de emergencia. Pero aunque así fuera, ni las
milicias, ni Irán tienen garantía alguna de que vayan a conseguir un
resultado político que sirva a sus objetivos”.