Kinshasa, REPÚBLICA DEMOCRÁTICA DEL CONGO (Agencia Fides, 31/01/2019) – “Debemos tener instituciones fuertes, no hombres
fuertes”, dice el profesor Thierry Nlandu, uno de los miembros del
Comité Laico de Coordinación (CLC), una organización de laicos católicos
que ha liderado la movilización de la población en los últimos dos años
para obligar al ex presidente Joseph Kabila a renunciar a un tercer
mandato. Las manifestaciones promovidas por el CLC han sido
violentamente reprimidas mientras que varios opositores han sido
procesados por las fuerzas de seguridad. Desde finales de 2017, a causa
de su activismo, el profesor Nlandu, como otros miembros del CLC, se vio
obligado a esconderse y a vivir en la clandestinidad. Ahora, después de
la elección de Félix-Antoine Tshisekedi Tshilombo el 30 de diciembre de
2018, los miembros del CLC han recuperado la plena libertad de
movimiento. El profesor Nlandu cuenta a Fides su experiencia.
Hoy hay un nuevo presidente en la República Democrática del Congo y el país es libre. ¿Podemos decir que cumplió con su misión?
“En el contexto de África Central, donde la mayoría de los presidentes
han cambiado la Constitución para intentar obtener un nuevo mandato, el
hecho de que nuestra Constitución haya sido respetada es algo nuevo. El
pueblo congoleño se movilizó para decir que no y logró ganar. Si bien su
transparencia y credibilidad son cuestionables, las elecciones se
llevaron a cabo, y esto demuestra que la gente ha derrotado a la
dictadura. Es fabuloso y también es un mensaje para el Presidente
entrante. Realmente debe ser el garante de la Constitución. La gente no
le permitirá gobernar por más de dos mandatos porque la Constitución no
lo establece”.
¿Qué conclusiones extrae de esta experiencia?
“En primer lugar, me doy cuenta de que las personas han comprendido que
deben pasar al activismo. Todo lo que les sucede solo pasa porque se
acepta. Ahora la gente se ha dado cuenta de esto. Si continuamos de esta
forma podremos hacer llegar nuestras demandas a los líderes y ellos
podrán cambiar la forma de gestionarlas. Porque el deseo de todos es
contar con instituciones fuertes, no con hombres fuertes. Si conseguimos
esto, lograremos establecer la democracia en nuestro país. También he
descubierto un laicado que emerge y toma la iniciativa. Pero ante un
laicado similar que plantea la cuestión del buen gobierno a nivel de los
asuntos públicos, debemos esperar que los laicos planteen también
cuestiones dentro de la Iglesia”.
Finalmente, un comentario para las víctimas de las manifestaciones organizadas por el CLC ...
“No hay palabras que definan el sufrimiento de las personas que
perdieron a sus seres queridos. Especialmente en el contexto de nuestro
país, donde a veces la esperanza de una familia entera está en un joven
estudiante y perderlo es una tragedia que las palabras no pueden
remediar. El único pensamiento, como cristiano, es encontrar consuelo en
la oración y continuar creyendo que Dios nos ama”.