Kabul, AFGANISTÁN (Agencia Fides, 31/01/2019) - "En relación con el reciente acuerdo anunciado
entre Estados Unidos y los talibanes, sólo puedo casarme con la posición
del presidente afgano Ashraf Ghani: en una situación que afecta a un
territorio muy concreto, sus autoridades democráticamente constituidas
no pueden quedar al margen de una discusión sobre el futuro de ese país.
Aunque este diálogo ha dado lugar a un hecho positivo, a saber, la
promesa de los talibanes de no apoyar ninguna forma de terrorismo dentro
o fuera del país, a cambio de la retirada de las tropas de la OTAN, no
es posible tomar decisiones o planificar el futuro de una nación dejando
fuera a los que gobiernan el país. El riesgo es que conduzca a un nuevo
colonialismo".
Estas fueron las declaraciones que el padre Giuseppe Moretti, misionero
en la República Islámica de Afganistán de 1990 a 2015, y primer superior
de la "Missio sui iuris" establecida por la Santa Sede en 2002, dio a
la Agencia Fides. La reflexión de Barnabita toca los resultados de las
conversaciones que tuvieron lugar en Doha, Qatar, entre funcionarios del
gobierno de Estados Unidos y el movimiento talibán, pero también las
recientes declaraciones sobre una posible retirada de las tropas
italianas de Afganistán, en un plazo de 12 meses. A este respecto, dice:
"Todavía no está claro, son sólo hipótesis. Pero también es cierto que
ha llegado el momento de preguntarnos cuál es la tarea de la presencia
italiana en Afganistán. Puedo atestiguar, por haberlo visto durante 15
años con mis propios ojos, que los soldados italianos han hecho un
excelente trabajo de preparación de las tropas locales: su contribución
está fuera de discusión y debe ser reconocida
y alabada. Pero 600-700 soldados solos pueden hacer muy poco en una zona
tan complicada, donde todavía hay ataques terroristas de los que los
soldados y los policías son los principales objetivos".
Barnabita concluye: "Creo que en esta etapa, la ayuda más importante es
preparar una clase política, construir escuelas, hospitales, carreteras y
proporcionar oportunidades de empleo. Este es el futuro, y no es tarea
de los militares, sino de la democracia y la política. Afganistán sólo
puede empezar a caminar por su cuenta si se cumplen dos condiciones: que
los talibanes sean sinceros, cuando dicen que abandonarán todas las
formas de terrorismo; y que la comunidad internacional y la Unión
Europea se comprometan con este camino en su conjunto, impidiendo que
cualquier país se apropie individualmente de la presunción de ser un
líder, pero apoyando inmediatamente al gobierno democráticamente
elegido".