Managua, NICARAGUA (Agencia Fides, 06/07/2021) - El cardenal nicaragüense Leopoldo Brenes,
arzobispo de Managua, dijo el pasado domingo 4 de julio que hay personas
en el país que "quieren quitarle la fuerza a la Iglesia", en medio de
la crisis sociopolítica local, agravada por una ola de detenciones. como
líder de la oposición. “Hoy escuchamos, en
muchos momentos, gente que nos ataca, que ataca al Papa Francisco, que
de una forma u otra quiere disminuir la fuerza de la Iglesia, nos
insulta, somos perseguidos, calumniados, pero todo esto cae en el vacío,
porque tenemos fuerte nuestra esperanza y confianza en el Señor”, dijo
el cardenal Brenes durante la misa.
Nicaragua celebró el domingo la fiesta de la "Sangre de Cristo", una de
las fiestas más sentidas de devoción popular. El cardenal Brenes celebró
dos misas: en la Catedral de Managua y otra transmitida por la estación
de televisión de la arquidiócesis. En la introducción a la celebración
eucarística afirmó que "todo el pueblo de Nicaragua está orgulloso de
tener la imagen de la Sangre de Cristo, y nunca será destruida, porque
está dentro de nuestro corazón".
El año pasado un incendio provocado devastó una capilla en la Catedral de Managua el 31 de julio de 2010, dañando gravemente la llamada "Sangre de Cristo", un precioso crucifijo de madera, que data de hace 382 años. El acto sacrílego se sumó a otros actos vandálicos perpetrados en los días anteriores contra iglesias católicas en otras ciudades del país. Estos hechos -se subrayó en el texto de la Arquidiócesis de Managua- "representan una grave persecución contra la Iglesia Católica, sus Pastores y todos los fieles, en contradicción con la libertad religiosa garantizada por nuestra Constitución”.
Según informa la prensa internacional, Nicaragua vive actualmente una
ola de detenciones por motivos políticos, que hasta el momento solo ha
afectado a líderes de la oposición. Quienes se identifican como
partidarios del presidente Daniel Ortega han insistido públicamente en
que incluso los obispos pueden ser arrestados.
"Vivimos en medio de dificultades, insultos, privaciones, persecuciones,
calumnias", reiteró el Cardenal Arzobispo de Managua. "Tenemos
dificultades, tenemos grandes problemas, tenemos los problemas de la
pandemia que nos angustian, tenemos nuestros problemas políticos,
sociales, económicos, familias que sufren porque muchos de sus
familiares están privados de libertad", agregó, refiriéndose a los
presos políticos.
Incluso el obispo de Matagalpa, monseñor Rolando Álvarez, durante la
homilía del pasado domingo subrayó el sufrimiento que viven los
nicaragüenses por la represión que ejerce el Estado, así como por la
migración forzada, el encarcelamiento arbitrario, la pandemia, el
desempleo, la falta de alimentos y injusticia, como informa la nota
enviada a la Agencia Fides.
“Nuestras mentes y corazones piensan y oran, por los miles de migrantes
forzados, que especialmente en las últimas semanas están buscando un
mejor horizonte y dejan su tierra arriesgando su vida para encontrar lo
que nuestro hermoso país no les ha ofrecido”, dijo el obispo, agregando.
que "familias enteras atraviesan el desierto de la migración en
caravanas de desamor". El prelado advirtió también que "Nicaragua está
sangrando por el sufrimiento de los privados de libertad, por las
familias disueltas por la migración forzada, por el dolor de los
enfermos por la pandemia, por la pobreza extrema".
Sin embargo, el obispo Álvarez instó a los nicaragüenses a no caer en la
desesperación y el pesimismo: "Debemos seguir deseando y trabajando por
una nueva Nicaragua, una nueva nación, por un estado moderno, funcional
y pluralista, un país donde todos podamos vivir, sin desprecio. o
exclusiones, donde haya respeto y podemos trabajar en condiciones de
igualdad social y política. Condiciones que esperamos y necesitamos de
las próximas elecciones, condiciones de igualdad que den validez a las
elecciones”, concluyó Álvarez.
Las relaciones entre la Iglesia católica y el presidente Ortega, que nunca han sido cercanas, se interrumpieron en julio de 2018, cuando el mandatario nicaragüense acusó a los obispos de planear un supuesto "golpe", como definió en las manifestaciones antigubernamentales de ese año, que fueron reprimidos con ataques armados que se saldaron con centenares de muertos, encarcelados o desaparecidos. Las recientes detenciones de líderes de la oposición se producen poco más de cuatro meses antes de las elecciones del 7 de noviembre, en las que Ortega intenta prorrogar el mandato iniciado en 2007.