sábado, 3 de julio de 2021

Padre Rouphael Zgheib, Director de las OMP: día de la oración por el Líbano, con muchas ideas para recomenzar

Jounieh, LÍBANO (Agencia Fides, 02/07/2021) - Ni victimismo, ni atrincheramiento. La jornada de oración y reflexión sobre el Líbano que reunió al Papa Francisco en Roma con los responsables de las Iglesias y Comunidades Eclesiales presentes en el País de los Cedros, no ha sido un pretexto para recaer en los fracasos y alimentar la sensación de incertidumbre. Por el contrario, aparece lleno de ideas que pueden ayudar a los cristianos del Líbano a ofrecer una nueva contribución para salir de la crisis que atenaza a la nación, reconociendo los errores pero también las riquezas humanas y espirituales que hay que atesorar, al servicio de todos, Esta es la convicción del sacerdote maronita Rouphael Zgheib, Director Nacional de las Obras Misionales Pontificias (OMP) del Líbano.
 

“Como primera cosa”, subraya el padre Zgheib comentando para la Agencia Fides la jornada de oración y reflexión por el Líbano celebrada el jueves 1° de julio en el Vaticano, “me llamó la atención que el discurso pronunciado por el Papa Francisco al final de la jornada no se abriera con remordimientos y lamentos dirigidos a los demás, sino con una petición de perdón por la falta de testimonio cristiano por nuestra parte. La tendencia a echar siempre toda la culpa de los males del país a los demás, empezando por los políticos, puede convertirse en una coartada para el ensimismamiento y para no dejarse cuestionar sobre cómo estamos llamados a confesar nuestra fe en las circunstancias y condiciones en las que nos encontramos”.
 

“En la reunión de Roma”, señala el sacerdote maronita, “nadie se sacó de la chistera soluciones mágicas con la presunción de resolver en un santiamén la crisis mortal que atraviesa el país, tal vez recurriendo a la ayuda o a ‘protectores’ del exterior. Los pasajes en los que el Papa nos invitaba a mirar a las mujeres, a los jóvenes y a los lazos que hay que preservar con los libaneses de la diáspora, dispersos por el mundo, me parecieron importantes”, añade el padre Zgheib, “así como: Khalil Gibran, el poeta mencionado dos veces por el Papa, estaba íntimamente ligado a su identidad libanesa, a pesar de haber vivido la mayor parte de su vida en los Estados Unidos. En lo que se refiere a las mujeres y los jóvenes, se les toma debidamente en serio no sólo en la vida política, sino también en la eclesial. Para muchos chicos y chicas de familias cristianas, la relación vital con la fe en Cristo ya no parece evidente, a pesar de tantos discursos retóricos de quienes siguen repitiendo que los jóvenes son nuestro futuro, sin mirar al presente”.
 

El sistema institucional libanés, con todas sus limitaciones, sigue siendo utilizado para administrar y gestionar la “coexistencia de personas diferentes” que caracteriza la pluralidad libanesa. “En el discurso del Papa Francisco -subraya el padre Rouphael- no hay referencias directas a cuestiones institucionales, entre otras cosas porque cuando se entra en el terreno de las opciones políticas, las opiniones pueden ser divergentes incluso entre los jefes de las Iglesias cristianas. El Papa ni siquiera se refirió a la cuestión de los números y a las cambiantes ‘relaciones de fuerza’ existentes entre las diferentes comunidades desde el punto de vista demográfico. Lo que me parece claro es que el Papa tampoco señaló como cuestión prioritaria la de ‘defender’ espacios de poder y agilidad política reservados a los cristianos. El destino de las comunidades cristianas libanesas sigue siendo compartido con nuestros conciudadanos musulmanes, chiitas y sunitas. Y también las obras de caridad, de asistencia y de salud animadas por los cristianos deben ser salvaguardadas como un bien precioso precisamente porque representan una poderosa contribución de los cristianos a toda la comunidad libanesa, en el horizonte del bien común recordado varias veces también en el discurso del Papa”.