Nicosia, CHIPRE (Agencia Fides, 03/12/2021) – El camino hacia la plena unidad visible de los
cristianos no sólo interesa a los teólogos que “trabajan en el
ecumenismo”. Esto tiene que ver con la misión de salvación confiada por
Cristo a su Iglesia y con el testimonio de Cristo que puede florecer en
la vida de todos los bautizados. Así lo ha recordado el Papa FRANCISCO
en su discurso a los miembros del Santo Sínodo de la Iglesia Ortodoxa de
Chipre en la mañana del viernes 3 de diciembre en la Catedral Ortodoxa
de Nicosia, uno de los momentos más destacados de su visita apostólica a
la isla mediterránea. Tras escuchar el discurso del Patriarca ortodoxo
Crisóstomo, el Obispo de Roma ha señalado el testimonio apostólico común
como meta y horizonte de todo esfuerzo ecuménico sincero. Lo ha dicho
una vez más inspirándose en los acontecimientos de San Pablo y San
Bernabé, oriundo de Chipre y patrón de la isla, relatados en los Hechos
de los Apóstoles y relacionados con la gran
aventura de la primera predicación apostólica del anuncio cristiano.
Bernabé – ha remarcado el Papa FRANCISCO «nos exhorta a nosotros sus
hermanos a emprender la misma misión de proclamar el Evangelio a los
hombres».
Los acontecimientos de Pablo, Bernabé y la primera predicación
apostólica – ha añadido el Papa Francisco- sugieren también de manera
paradigmática los movimientos más adecuados para el testimonio
cristiano, que son incomparables con las prácticas de proselitismo
religioso y de propaganda ideológica. Bernabé, se llamaba en realidad
José pero en los Hechos de los Apóstoles lo presentan así – ha recordado
el Papa –. La palabra Bernabé significa al mismo tiempo “hijo del
consuelo” e “hijo de la exhortación”. Por lo tanto con su mismo
apelativo, de alguna manera Bernabé recuerda a todos que el anuncio
cristiano «no puede basarse en exhortaciones generales, en la repetición
de preceptos y normas que observar, como se ha hecho con frecuencia.
Hay que seguir el camino del encuentro personal, prestar atención a las
preguntas de la gente, a sus necesidades existenciales», ya que «para
ser hijos del consuelo, antes de decir cualquier cosa, es necesario
escuchar, dejarse interrogar, descubrir al otro, compartir». « El
Evangelio - ha añadido el Papa - se transmite por la comunión». Y en la
dinámica de la Iglesia, la comunión se ha expresado desde el principio
en la forma histórica de la sinodalidad como el modo de realizar
concretamente la misión confiada a la Iglesia en las diferentes
circunstancias históricas.
«Esto es lo que, como católicos, deseamos vivir en los próximos años» ha
remarcado el sucesor de Pedro, dirigiéndose a los obispos ortodoxos
«redescubriendo la dimensión sinodal, constitutiva del ser de la Iglesia
Y en esto sentimos la necesidad de caminar más intensamente con
ustedes, queridos hermanos, que por medio de la experiencia de su
sinodalidad pueden sernos verdaderamente de gran ayuda».
En su discurso, el Papa FRANCISCO no ha eliminado las referencias
directas a las incomprensiones y surcos de hostilidad que se han abierto
a lo largo de la historia entre la Iglesia de Roma y muchas Iglesias
orientales. Al mismo tiempo, el Pontífice ha señalado con insistencia el
redescubrimiento de las fuentes apostólicas comunes como el principal
camino para curar las heridas y restaurar plenamente la unidad entre los
hermanos deseada por Cristo. «Pablo» ha recordado el Pontífice
«atravesó Chipre y posteriormente llegó a Roma. Por tanto, descendemos
del mismo ardor apostólico y nos une un único camino: el del Evangelio».
El tesoro común al que siempre hay que mirar y volver es la fe de los
Apóstoles. Y mirar juntos ese tesoro ayuda a todos a desprenderse de
posturas y tradiciones humanas que a lo largo de la historia han
agrandado y alimentado malentendidos y hostilidades entre las distintas
estructuras eclesiales. También a este respecto, el Papa Francisco ha
recordado la historia de Bernabé, que vendió un campo de su propiedad
para poner lo obtenido a los pies de los Apóstoles, como se narra en los
Hechos de los Apóstoles.
«Este magnífico gesto sugiere que para revitalizarnos en la comunión y
en la misión también nosotros hemos de tener la valentía de despojarnos
de aquello que, aun siendo valioso, es terreno, para favorecer la
plenitud de la unidad», evitando absolutizar costumbres y hábitos que no
son esenciales para seguir a Cristo, ha continuado el Papa. «No
permitamos que las tradiciones - en plural y con la “t” minúscula -
tiendan a prevalecer sobre la Tradición - en singular y con la “T”
mayúscula -. Esta nos exhorta a imitar a Bernabé, a dejar cuanto, aun
siendo bueno, puede comprometer la plenitud de la comunión, el primado
de la caridad y la necesidad de la unidad…. También nosotros estamos
invitados por el Señor a redescubrirnos como parte del mismo Cuerpo, a
abajarnos hasta los pies de los hermanos». Mirar juntos hacia las
fuentes apostólicas comunes – ha añadido el Papa - también
facilitará que católicos y ortodoxos dejen de lado las «teorías
abstractas» y trabajen juntos codo con codo, «por ejemplo, en la
caridad, en la educación y en la promoción de la dignidad humana». Sobre
todo porque por esta vía «redescubriremos al hermano y la comunión
madurará por sí misma, para gloria de Dios. Cada uno mantendrá las
propias maneras y el propio estilo pero, con el tiempo, el trabajo
conjunto acrecentará la concordia y se mostrará fecundo».