CIUDAD
DEL VATICANO, 5 enero 2015 (VIS).- ''Los hombres hablan mucho de
la luz, pero a menudo prefieren la tranquilidad engañadora de la
oscuridad. Nosotros hablamos mucho de la paz, pero a menudo
recurrimos a la guerra o elegimos el silencio cómplice o no hacemos
nada concreto para construir la paz'', dijo el Papa FRANCISCO
tras asomarse a la ventana de su estudio para rezar el Ángelus con
los fieles reunidos en la Plaza de San Pedro en el primer domingo del
año. ''El corazón del hombre -continuó- puede rechazar
la luz y preferir las tinieblas, porque la luz descubre sus malas
obras. ¡Quien hace el mal, odia la luz! ¡Quien hace el mal, odia la
paz!''.
''Hemos
iniciado hace pocos días el año nuevo en el nombre de la Madre de
Dios, celebrando la Jornada Mundial de la Paz, sobre el tema 'No
esclavos, sino hermanos'. Mi auspicio es que se supere la explotación
del hombre por parte del hombre. Esta explotación es un plaga social
que mortifica las relaciones interpersonales e impide una vida de
comunión marcada por el respeto, la justicia y la caridad. Cada
hombre y cada pueblo tiene hambre y sed de paz, por lo que es
necesario y urgente construir la paz''.
''La
paz -recordó el Pontífice- no es solamente la ausencia de
guerra, sino una condición general en la cual la persona humana está
en armonía consigo misma, en armonía con la naturaleza y en armonía
con los demás... Sin embargo, silenciar las armas y apagar los focos
de guerra sigue siendo la condición inevitable para dar inicio a un
camino que conduce al logro de la paz en sus diferentes aspectos.
Pienso en los conflictos que todavía ensangrientan demasiadas
regiones del planeta, en las tensiones en las familias y comunidades:
¡en cuántas familias, en cuántas comunidades también parroquiales
hay guerras! Así como también en los contrastes encendidos en
nuestras ciudades, nuestros países, entre grupos de diferentes
estratos culturales, étnicos y religiosos. Tenemos que convencernos,
no obstante todas las apariencias, la concordia es siempre posible,
en todos los niveles y en todas las situaciones. ¡No hay futuro sin
propósitos y proyectos de paz! ¡No hay futuro sin paz!''.
El
Papa habló de la paz como un don especial de Dios en el nacimiento
del Redentor: ''Paz a los hombres que Dios ama''. ''Ese don
-añadió- debe ser incesantemente implorado en la oración... y
tiene que ser recibido cada día con compromiso, en las situaciones
en las que nos encontramos. En los albores de este nuevo año, todos
nosotros estamos llamados a reavivar en el corazón un impulso de
esperanza, que debe traducirse en obras concretas de la paz... en tu
casa, en tu comunidad, en tu trabajo... Obras de paz, de
reconciliación y fraternidad. Cada uno de nosotros debe cumplir
gestos de fraternidad hacia su prójimo especialmente hacia quienes
están extenuados por tensiones familiares o disidencias de diversa
índole. Estos pequeños gestos tienen mucho valor: pueden ser
semillas que dan esperanza, puede abrir caminos y perspectivas de
paz''.
Para
ello, FRANCISCO anima a invocar a María, Reina de la Paz, ''que
durante su vida terrena -dijo-,
conoció no pocas dificultades, relacionadas con la fatiga diaria de
la existencia. Pero nunca perdió la paz del corazón, fruto del
abandono confiado en la misericordia de Dios. A María, nuestra
tierna Madre, le pedimos que indique al mundo entero el camino seguro
del amor y de la paz''.