Colombo, SRI LANKA (Agencia Fides, 26/04/2019) - "Es realmente triste y desgarrador haber visto
la devastación que se produjo en un día santo como el Domingo de Pascua
de 2019: es nuestro Domingo Negro. Los fieles católicos participaron en
la sagrada eucaristía en las iglesias y fueron sorprendidos: antes de
que se dieran cuenta de lo que estaba sucediendo, sus vidas ya estaban
en manos del Señor. Murieron en la iglesia, todos son bendecidos por
Dios y llamados justamente mártires de la Iglesia católica. Las puertas
del cielo están abiertas para ellos. Debemos rezar incesantemente por la
pronta recuperación de las otras víctimas que ahora están siendo
atendidas en los hospitales de Colombo, Negombo y Batticaloa". Así se
expresó Basil Rohan Fernando, director nacional de las Obras Misionales
Pontificias en Sri Lanka, pocos días después de los atentados que
devastaron la nación el día de Pascua.
En el testimonio enviado a Fides, el director de las OMP dijo: "Con todo
el dolor del corazón y de la mente, visité los lugares de los ataques,
los hospitales donde se trata a los heridos y hablar con ellos fue
realmente un momento dramático y angustioso, tanto para mí como para
ellos. Muchos de los heridos que milagrosamente escaparon de la muerte
yacen en camas de hospital, sin saber que algunas de sus familias han
perdido la vida. Los que pueden hablar quieren saber qué pasó con los
otros miembros de la familia que los acompañaron a la iglesia. Algunos
están ciertamente muertos, pero ¿cómo se comunica la noticia a los
supervivientes? Desafortunadamente, algunos cuerpos no fueron
identificados. Partes de los restos humanos están dispersos en la zona
del atentado y por el momento no es posible saber a quién pertenecen".
El padre Fernando mencionó, en particular, a "cinco miembros de una
familia, un padre, una madre y tres hijos de entre 6 y 4 años de edad, y
un hijo de solo 11 meses de edad, que murieron instantáneamente.
"El arzobispo de Colombo, cardenal Malcolm Ranjith, participó en el
funeral especial en Negombo con sus obispos auxiliares. También
participaron muchos sacerdotes y monjas. Yo también estuve presente y lo
que experimenté es algo que nunca quise ver en mi vida; algo tan triste
y lamentable que no hay palabras para describirlo", afirmó Fernando.
El directivo de las OMP concluyó: "Hay algunas casas en las cercanías de
la iglesia que fueron cerradas el domingo de Pascua. Se supone que las
familias que vivían allí murieron en los ataques y siguen desaparecidas.
Probablemente se encuentren entre los cuerpos que no pueden ser
identificados. Familias enteras han sido exterminadas; en varias
familias algunos miembros han escapado de la muerte mientras que otros
han sido víctimas. La situación en estas zonas es tan grave y lamentable
que no puede ser aceptada. Pedimos a los fieles cristianos de todo el
mundo que oren sin cesar por nuestro país, por los católicos y por la
Iglesia católica de Sri Lanka".