miércoles, 17 de abril de 2019

Hace un año, inicio de la crisis, protagonistas los jóvenes y las redes sociales

Managua, NICARAGUA (Agencia Fides, 17/04/2019) – Este "levantamiento pacífico", según la definición de las redes sociales de Nicaragua en un primer momento, se inició a mediados de abril, cuando el gobierno rechazó la ayuda que Costa Rica había ofrecido para apagar el incendio que quemó la reserva Indio Maíz en el sur de Nicaragua. A un grupo de al menos 40 bomberos costarricenses, con equipos especiales para combatir el incendio, se le impidió cruzar la frontera, lo que ha inflamado a los estudiantes universitarios de Nicaragua, comprometidos con el medio ambiente. Este rechazo, la falta de información oficial y la respuesta negligente del gobierno para apagar el incendio, que al final ha devastado más de cinco mil hectáreas de bosque, han movilizado a cientos de jóvenes, convocados por las redes sociales, que han protestado frente a una universidad y luego en las calles de Managua.

La respuesta del gobierno fue realmente violenta: ordenó dispersar a los manifestantes con el uso de la policía antidisturbios. La respuesta de los jóvenes "Autoconvocados" a través de las redes sociales no se hizo esperar: tomar fotos de todo, grabar toda esta violencia y compartirla con aquellos que todavía no sabían lo que estaba ocurriendo en las calles. En unas pocas horas, todo el país tenía en sus teléfonos fotos o videos de cómo un grupo de "jóvenes" tuvo el coraje de desafiar el poder de Ortega.

Este era solo el inicio. Un par de días después, cuando se pensó bloqueado el movimiento ambiental, Ortega publicó en el Diario Oficial el decreto ley de la reforma del sistema de seguridad social en Nicaragua para salvar el Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS), al borde de la quiebra después de 10 años de mala administración y despilfarro de fondos. La reforma no fue acordada con las empresas privadas, que inmediatamente se separaron y distanciaron de Ortega después de 11 años de complacencia con el régimen.

El 18 de abril, un grupo de jubilados organizó una marcha en el barrio Camino de Oriente, en Managua, para protestar contra las reformas. La protesta fue disuelta violentamente por la policía antidisturbios. Imágenes de jubilados con sangre y heridas en la cabeza encendieron el pueblo y levantaron un movimiento de jóvenes que puso freno a Ortega. Dos días después de este hecho, los estudiantes de las universidades públicas, controladas por Ortega, se levantaron en señal de protesta. La respuesta fue más represión.

"Cuánta barbarie! Lo que me temía y no debía ocurrir. Ya hay al menos un estudiante muerto en la UPOLI. Se habla de otros. ¡Siento mucho dolor! ¡No más represión criminal!": este fue el apremiante llamamiento de Mons. Silvio José Báez, obispo auxiliar de Managua, a las autoridades de Nicaragua, justo cuando los jóvenes habían salido a las calles para protestar contra la reforma de la Seguridad Social (INSS), que afectaba directamente a las personas mayores y jubiladas.

Fides ha seguido el desarrollo de la crisis nicaragüense con testigos e información local: los estudiantes universitarios, a través de las redes sociales, han sido testigos para el mundo de lo que estaba sucediendo. Misioneros, párrocos y obispos los acogieron dentro de las iglesias para escapar de la agresión de las fuerzas gubernamentales y los arrestos.

Hasta la fecha, según datos de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), hubo 325 muertes en el contexto de la crisis, mientras que las agencias nicaragüenses hablan de 568 y Ortega reconoce 199. Según la prensa internacional y las fuentes de la Agencia Fides, hay entre 779 y 809 "presos políticos", casi el doble del número reconocido por el gobierno, que los identifica como "terroristas", "golpistas" o "delincuentes comunes".

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