viernes, 30 de julio de 2021

Campaña continental de la Iglesia católica contra el tráfico de personas: “La vida no es una mercancía”

Brasilia, BRASIL (Agencia Fides, 30/07/2021) - Hoy, 30 de julio, es el Día Mundial contra la Trata de Personas. La Red Clamor, organización que reúne a hombres y mujeres comprometidos con el acompañamiento, la defensa, la promoción y la inclusión de los desplazados, migrantes y refugiados en la región de América Latina y el Caribe, con el patrocinio del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) y la Confederación Latinoamericana de Religiosos (CLAR) ha lanzado cuatro videos, como parte de una campaña continental de la Iglesia Católica Latinoamericana contra la trata de personas, que también han sido realizados por Cáritas Ecuador.
 

Los vídeos, con el lema “La vida no es una mercancía, se trata de personas”, se difunden a través de las redes sociales, WhatsApp, grupos de Telegram, Youtube.
“Todos están invitados a difundir estos materiales y sumarse a dar testimonio de una Iglesia en salida misionera, denunciando la cultura del descarte y la indiferencia, promoviendo la cultura del encuentro, tejiendo redes a favor de la vida y el desarrollo humano integral”, destaca Elvy Monzant, secretaria ejecutiva de Red Clamor.
 

La trata de seres humanos es definida como una esclavitud moderna: miles de personas en todo el mundo son víctimas de este vergonzoso delito, hablamos de mujeres, hombres y niños, que son explotados cada día de diferentes maneras. A través de los vídeos, la campaña pretende dar a conocer la realidad del problema que supone el delito de la trata de personas con diversos fines, como la explotación sexual, el reclutamiento forzoso, el trabajo esclavo o el tráfico de órganos.
 

Según las estadísticas publicadas con este motivo, cada año 4 millones de personas son víctimas de las industrias criminales transnacionales que se lucran con la vida de los seres humanos, moviendo más de 32.000 millones de dólares. Del total de víctimas de la trata, el 80% son mujeres o niñas, con fines de explotación sexual.
 

La trata de personas con fines de reclutamiento forzoso para conflictos armados y/o actividades delictivas es otra grave violación de los derechos humanos que ha aumentado en América Latina en los últimos años. Miles de personas se han visto afectadas, especialmente niños, adolescentes y jóvenes. Los traficantes y sus redes se aprovechan de la desprotección de las víctimas y de sus necesidades económicas, emocionales y laborales para utilizarlas como instrumentos de guerra, poniendo en riesgo sus vidas y privándolas de sus planes de vida y de su capacidad de decisión.
 

El tráfico de personas para la extracción de órganos es otra industria que se alimenta de la desesperación del paciente y de la pobreza y vulnerabilidad de la víctima. Las personas son llevadas a lugares clandestinos para la extracción de sus órganos, en condiciones carentes de higiene y seguridad. El tráfico de órganos es un delito comercial ilegal que genera beneficios millonarios en todo el mundo.
 

La Comisión Episcopal para los Emigrantes e Itinerantes (Cemi) de la Conferencia Episcopal Argentina espera que el Día Mundial contra la Trata “nos ayude a todos a recordar este delito, y nos anime a no dejar de rezar y luchar juntos”, con el objetivo de que “cada esclavo vuelva a ser protagonista libre de su propia vida y parte activa en la construcción del bien común”.
 

El mensaje, recibido en la Agencia Fides, recuerda las palabras del Papa Francisco sobre el tema “Economía sin tráfico”. Las consecuencias de la pandemia de Covid-19 “han exacerbado y empeorado las condiciones de explotación laboral”, por lo que propone una economía del cuidado, que “significa una economía de la solidaridad”, que “bien administrada, da lugar a una construcción social más segura y sólida”.
 

“Una economía sin trata es una economía con reglas de mercado que promueven la justicia y no los intereses privados exclusivos”, prosigue el texto del Cemi, que subraya que la trata de personas encuentra un terreno fértil “en el capitalismo neoliberal, en su búsqueda de la maximización de los beneficios sin límites éticos, sin límites sociales, sin límites medioambientales”. Una economía sin tráfico se caracteriza, en cambio, por el valor de la “construcción paciente, de la planificación a medio y largo plazo, donde la persona está en el centro”. “En épocas de gran crisis, como la actual, proliferan los tráficos”, reitera el texto, por lo que es necesario “fortalecer una economía que responda a la crisis no de forma miope, sino de forma sólida y duradera”.