martes, 27 de julio de 2021

“Las mujeres rezan para que el sol no se ponga, porque de noche atacan los yihadistas”

Niamey, NÍGER (Agencia Fides, 27/07/2021) – “Las mujeres de la comunidad rezan para que el sol no se ponga, para que la luz se quede el mayor tiempo posible, porque ahora tienen miedo de la oscuridad”, dice a la Agencia Fides el P. Mauro Armanino, misionero de la Sociedad de Misiones Africanas (SMA) de Níger. “Así lo decía también Michel, antiguo cocinero manitas del P. Pierluigi en Bomoanga”, recuerda el P. Mauro, refiriéndose al P. Pierluigi Maccalli, el hermano de las SMA secuestrado por los yihadistas en Bomoanga, en la frontera con Burkina Faso, la noche entre el 17 y el 18 de septiembre de 2018, y liberado el 8 de octubre de 2020 en Malí.
 

El P. Mauro señala que, por la noche, se llevaron a su líder espiritual (el padre Luigi) y ahora, en plena noche, han volado el pilón de la compañía telefónica MOOV. “Ha ocurrido el día de la fiesta de Tabaski, el martes pasado, cuando todavía era de noche. Dinamitaron la base de la antena metálica y destruyeron los accesorios que permitían a los habitantes de la zona comunicarse entre sí y mantener el contacto con el mundo exterior”.
 

El P. Mauro señala que “a pesar de la presencia de una base militar en la zona, los yihadistas, por ser precisamente ellos, han inutilizado otras dos antenas de telefonía”. Desde hace aproximadamente un mes, tanto la antena de Tangounga como la de Tambole corren la misma suerte que la de Bomoanga. La pista de 35 kilómetros que permitía el paso de personas y mercancías entre Bomoanga y Ngoula también ha sido prohibida por el mismo grupo terrorista armado, impidiendo a los agricultores ir al mercado. “Es el mercado que permite a los agricultores intercambiar sus productos y así sobrevivir en la época llamada ‘soudure’. Es la época de transición entre el agotamiento de las existencias de alimentos en los graneros y el momento de la nueva cosecha. El bloqueo de los mercados aumenta la pobreza de los pobres”, afirma el padre Mauro.
 

“Los cristianos de la parroquia de Bomoanga rezan en los patios de sus casas y son los animadores, formados durante años, que dirigen la oración. Reunirse en las iglesias es peligroso porque la mayoría de las comunidades han sido amenazadas bajo pena de muerte o destrucción de sus pueblos. Michel agradece que en los últimos tiempos no haya desaparecido ni muerto nadie. Reconoce que vivir en ese estado de tensión permanente se ha convertido en algo difícil para la salud y la moral general. Es difícil hacer planes que no sean esperar a que todo termine un día. Las mujeres rezan para que el sol no se ponga nunca”, concluye el padre Mauro.