“Le escribo para ofrecer mis más sinceras felicitaciones a Su Majestad en la feliz ocasión del Jubileo de Diamante de su reinado. Durante los últimos sesenta años ha ofrecido a sus súbditos y al mundo entero un ejemplo inspirador de la dedicación al deber y al compromiso de mantener los principios de la libertad, la justicia y la democracia, de acuerdo con la noble visión de la función de un monarca cristiano”.
“Conservo gratos recuerdos de la afable acogida que me dispensó Su Majestad en Holyroodhouse en Edimburgo al principio de mi viaje apostólico al Reino Unido en septiembre de 2010, y renuevo mi agradecimiento por la hospitalidad que recibí a lo largo de esos cuatro días. Su compromiso personal con la cooperación y el respeto mutuo entre los seguidores de diferentes tradiciones religiosas ha contribuido en no poca medida a la mejora de las relaciones ecuménicas e interreligiosas en todos sus dominios”.
“Encomiendo a Vuestra Majestad y a toda la Familia Real a la protección de Dios Todopoderoso; le renuevo de todo corazón mis mejores deseos en esta feliz ocasión y le aseguro mis oraciones por su salud y su prosperidad”.