Según el MECC, el acuerdo alcanzado es frágil y por ahora solo logra garantizar una “convivencia tensa” sin “bases confiables” para asegurar “una paz más duradera”. En su llamamiento, el Consejo Ecuménico de las Iglesias de Oriente Medio se dirige a las “partes interesadas” y a las instituciones internacionales para asegurar que se garantice, en primer lugar, un alto el fuego que salve las vidas de miles de personas del peligro. Además, el MECC, que incluye a las iglesias armenias entre sus miembros fundadores, expresa preocupación por el destino y las prácticas de la fe de las poblaciones que ahora en Nagorno Karabaj “pueden ser objeto de todo tipo de represalias”.
Los temores expresados por las Iglesias de Oriente Medio se extienden también al inmenso patrimonio cristiano que representan las iglesias y monasterios esparcidos en esa región, que ahora “podrían ser destruidos e incluso borrados del mapa”. En este sentido, el MECC pide a todas las organizaciones internacionales que protejan “el alma y las piedras de Artsakh, que tiene derecho a la autodeterminación como cualquier otra nación y pueblo del mundo”. En su llamamiento, el MECC espera que se pongan en marcha procesos encaminados a perfilar en esa zona geopolíticamente conflictiva “un nuevo orden regional que beneficiaría a todas las partes involucradas en el actual conflicto”.
Tras el acuerdo de alto el fuego, alcanzado con la mediación decisiva de Rusia, el respeto de los lugares de culto cristianos y la necesidad de preservar “la vida eclesial normal” en los territorios destinados a acabar bajo el control directo de Azerbaiyán fue una petición expresa del presidente Vladimir Putin al presidente azerbaiyano Ilham Aliyev durante una conversación telefónica. El líder azerí, por su parte, garantizó la protección y el libre acceso a todas las iglesias y monasterios de Nagorno Karabaj. Mientras tanto, como recogía la Agencia Fides, a petición de la población local, los soldados rusos enviados como “pacificadores” a la región, han establecido un cuartel militar en el famoso Monasterio de Dadivank, en la zona de Kelbecer.
El Consejo de las Iglesias de Oriente Medio, fundado en 1974 en Nicosia y actualmente con sede en Beirut, tiene como objetivo facilitar el encuentro de las comunidades cristianas de Oriente Medio en cuestiones de interés común y favorecer la superación de los conflictos confesionales. Una treintena de Iglesias y de comunidades eclesiales pertenecen al MECC, provenientes de cuatro “familias” diferentes: la católica, la ortodoxa, la ortodoxa oriental (que también incluye a la Iglesia Apostólica Armenia) y la evangélica.