Pemba es la capital de la provincia de Cabo Delgado devastada en 2017 por una insurrección liderada por un grupo que declaró su lealtad al Estado Islámico. Provocaron la muerte de más de 2.300 personas y el desplazamiento de al menos 600.000 habitantes de sus habitantes.
A principios de 2020, monseñor Lisboa lanzó un dramático llamamiento a la solidaridad internacional: “Nuestro pueblo tiene una urgente necesidad de paz porque esta crisis ha desestabilizado completamente nuestra provincia. Pedimos a la comunidad internacional que venga en nuestra ayuda”. Más tarde hizo otro llamamiento para ayudar a los desplazados. “Necesitamos comida, medicinas, ropa, mantas y toda la ayuda necesaria para ayudar a esta gente”.
La delegación que visitará la diócesis de Pemba incluirá, además de a monseñor Ponce de León, a monseñor Victor Phalana, obispo de Klerksdorp en Sudáfrica, a la Secretaria General Adjunta de la SACBC, la hermana Tshifhiwa Munzhedzi, y al director del Dennis Hurley Peace Institute, Johan Viljoen.
En septiembre, miembros de la SACBC expresaron su solidaridad con el pueblo de Dios en Cabo Delgado: “Hemos seguido con creciente preocupación el rápido deterioro de la situación en la diócesis de Pemba, en la provincia de Cabo Delgado, golpeada por la violencia generalizada, la destrucción de bienes, el desplazamiento forzado de más de 200.000 personas y la pérdida de muchas vidas humanas”.
Recientemente, monseñor Lisboa ha intensificado los llamamientos a la solidaridad. “Es una situación dramática para las personas que huyen de la guerra. Para que os hagáis una idea, en los últimos dos días, el distrito de Muidumbe ha sufrido siete ataques en siete aldeas. La gente se ve obligada a dormir en el monte. Los que huyen en barco pasan hasta 3, 4 o 5 días en el mar, llegando hambrientos y deshidratados”, narraba el obispo de Pemba