Bangui, REPÚBLICA CENTROAFRICANA (Agencia Fides, 08/05/2021) – “Me estoy recuperando, creo que en unos días estaré listo para volver al trabajo” dice el p. Arialdo Urbani, el misionero betharramita (como se llaman los miembros de la Congregación del Sagrado Corazón de Jesús de Betharram) que resultó herido cuando la camioneta que conducía, perteneciente a la Misión Católica de Niem, saltó sobre una mina colocada en la carretera entre Niem y Kolo, en la República Centroafricana.
“Estoy bien, sólo un poco magullado”, dice el religioso, que tiene una
escayola en el brazo oculta bajo la camisa. El p. Arialdo volvía de
visitar una serie de escuelas de pueblo dirigidas por misioneros cuando,
a seis kilómetros de la misión, su coche chocó con una mina terrestre.
“Oí un golpe y sentí que me levantaban y luego el golpe en el suelo. Me
dije mí mismo ‘todavía estoy vivo’, pero entonces mire a mi alrededor y
vi al chico al que había llevado yaciendo fuera del coche, porque había
destrozado la puerta, desgraciadamente muerto”, dice el misionero. Otro
joven, que acompañaba al misionero, sufrió heridas leves.
El p. Arialdo Urbani es misionero desde hace más de 50 años, ha ocupado
puestos en varios países, Tailandia (12 años en Chiang Mai), Brasil (2
años en Belo Horizonte), Costa de Marfil (6 años en Katiola) y República
Centroafricana, donde fue el primer misionero betharramita que llegó en
1986, fundando la Misión Católica de Niem.
P. Urbani, además de ser el párroco de la misión, dirige 13 escuelas de
pueblo en la zona de Niem. Está a cargo de más de 2.600 alumnos,
mantenidos gracias a las adopciones a distancia, a los que visita
regularmente, recorriendo decenas y decenas de kilómetros por carreteras
llenas de baches. De hecho, las escuelas se encuentran entre 9 y 125
kilómetros de la misión de Niem. Para comprar un vehículo que sustituya
al destruido por la mina, la Asociación AMICI Betharram ONLUS ha lanzado
una suscripción.