Hermel, LÍBANO (Agencia Fides, 03/01/2022) - En su larga vida “sembró bondad dondequiera que
iba”. Por este motivo, incluso los musulmanes chiítas de la ciudad
libanesa de Hermel, en el valle de la Beqa'a, quisieron ofrecer sus
oraciones en sufragio por el alma de Sor Bárbara de Jesús, la monja de
más de noventa años de las hermanitas de Jesús que murió en Nochebuena.
Lo hicieron invitando a toda la población del país a un funeral
celebrado la noche del domingo 2 de enero en la sala de condolencias de
la mezquita dedicada al Imam Zayn al-Abidin, en el barrio de al Harah.
En el mensaje en sufragio se expresaba la gratitud por el amor con el
que sor Bárbara “sembraba bondad dondequiera que iba”. “Todo el pueblo
de Hermel la echa de menos como modelo de devoción, caridad y pureza”,
rezaba una pancarta izada en la vía de acceso al barrio de la mezquita
para dar las gracias a sor Bárbara confiando su alma “a la inmensa
misericordia de Dios”.
Algunos de los participantes en el funeral cuentan a Fides que las
hermanas de sor Bárbara recibieron el pésame de los responsables de la
comunidad local. El alcalde agradeció la presencia de las hermanas en la
región, recordando que desde niño conoce el trabajo discreto de las
religiosas en la región. Los muchos musulmanes que asistieron a la
ceremonia recitaron Al-Fātiḥa por el alma de la religiosa. Se trata de
la invocación “compasiva y misericordiosa” a Dios que constituye la
primera sura del Corán. A los presentes se les ofreció el tradicional
café amargo, que las comunidades libanesas, cristianas y musulmanas,
emplean en este tipo de ocasiones.
El funeral de los musulmanes chiítas de Hermel para orar por el alma de
la hermana Bárbara también manifiesta los frutos del singular y
silencioso trabajo apostólico realizado por muchos consagrados a Jesús
en la vida cotidiana de los pueblos de Oriente Medio.
La hermana Barbara Kassab, de origen egipcio, pasó toda su vida
siguiendo los pasos de Jesús y haciendo buenas obras por sus hermanos
cristianos y musulmanes en una tierra herida y en ocasiones desgarrada
por conflictos fratricidas. “Gran tristeza en la tierra y gran alegría
en el cielo por el paso de Sor Bárbara”, rezaba el anuncio con el que
los cristianos de la zona daban la noticia de su fallecimiento. En ese
mensaje se recordaba que Sor Bárbara “dedicó su vida al trabajo en la
Iglesia, a las obras sociales al servicio de la comunidad y, sobre todo,
de los pobres de la región”. El mensaje expresaba la gratitud por la
presencia de Bárbara y sus hermanas que han brindado consuelo y consuelo
a todos “en nuestros días difíciles”, representando “un signo luminoso
en nuestro mundo envuelto en tinieblas”. “Su alma será un regalo de
Navidad para el Niño de Belén. Ve en paz, virtuosa madre y hermana, y
que su alma nos ayude a nosotros, a nuestras familias, a
nuestra sociedad y a toda nuestra región”, concluía el mensaje.
Antes de instalarse en Hermel, las hermanitas de Jesús, pertenecientes a
la congregación fundada por Sor Magdeleine Hutin siguiendo los pasos
espirituales del Beato Carlos de Foucauld, se habían instalado en el
pueblo de Ras Baalbek, en su mayoría habitado por cristianos. Durante
los años del conflicto libanés, esa casa representó un símbolo de paz y
convivencia pacífica para los habitantes de la zona. Ahora, en los
terrenos anexos al pequeño monasterio de Hermel, cuentan con olivos,
viñas, legumbres y árboles frutales. En 2017, cuando milicianos
yihadistas entraron desde Siria en el valle de Beqa’a, el alcalde
inmediatamente puso bajo protección a las religiosas. Mientras, los
vecinos musulmanes cuidaron de su convento esperando su vuelta. Cuando
regresaron, les pidieron que no se fueran de nuevo. Así, de este modo,
continúan cumpliendo su vocación misionera y al mismo tiempo
contemplativa dando testimonio con sus gestos cotidianos de la presencia
de Jesús entre
los musulmanes y de su amor por ellos.